La selección de España, actual campeona de Europa y líder del ranking FIFA, se encuentra en el centro de un conflicto por las presiones políticas del país que podrían alterar la clasificación al Mundial 2026.
El Gobierno español evalúa retirar a la selección nacional del torneo en caso de que Israel mantenga su participación, lo que abriría la puerta a un hecho histórico: la clasificación de Georgia a una Copa del Mundo por primera vez en su historia.
La situación recuerda a lo ocurrido en 2022, cuando la FIFA decidió excluir a Rusia de todas las competiciones internacionales tras la invasión a Ucrania. Hoy, distintos gobiernos y federaciones exigen que se aplique la misma medida a Israel por su ofensiva en Gaza. Sin embargo, el organismo rector del fútbol mundial mantiene silencio y la incertidumbre crece.
España amenaza con no jugar el Mundial 2026
El primer paso lo dio el portavoz del Grupo Socialista en el Congreso, Patxi López, quien advirtió: "Hay una posibilidad de que la Selección de España no asista al Mundial 2026 si llega a clasificarse Israel a dicha competición".
Las declaraciones no fueron aisladas. El presidente del Consejo Superior de Deportes, José Manuel Rodríguez Uribes, reforzó la idea al señalar: "El Gobierno de España está liderando en la comunidad internacional un planteamiento, una posición de remover conciencias frente a algo que es absolutamente intolerable, que es un genocidio, como dice Naciones Unidas".
Con estas palabras, el Ejecutivo español dejó en claro que no se trata solo de una posición futbolística, sino de una decisión política con impacto global. La Roja, que viene de conquistar la Eurocopa y de ser líder en su grupo clasificatorio, podría dar un paso atrás en la cancha como forma de presión en la arena diplomática.
Georgia, la gran beneficiada de una renuncia histórica
En el Grupo E de las Eliminatorias europeas, España encabeza la tabla con seis puntos, nueve goles a favor y ninguno en contra. Su nivel futbolístico es sólido y parecía encaminada a asegurar el boleto directo al Mundial. Detrás aparece Georgia, con tres puntos, que se ubica como escolta junto a Turquía.
Si España se baja, la clasificación pasaría automáticamente al segundo del grupo, lo que abriría una posibilidad única para Georgia. Nunca antes el país jugó un Mundial desde su independencia en 1991. Para una selección que hasta hace pocos años apenas figuraba en el panorama europeo, ocupar el lugar de España sería un salto histórico.
El equipo cuenta con jóvenes talentos que brillan en ligas de Italia, Inglaterra y Alemania, y se ha convertido en un rival incómodo en los últimos torneos. Una eventual clasificación marcaría un antes y un después para el fútbol georgiano, con impacto en la formación de jugadores y en la proyección internacional de su federación.
Israel en el centro de la polémica internacional
Si bien Israel aún no tiene un lugar asegurado en el Mundial 2026 la presión sobre la FIFA se explica en un contexto más amplio. El propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, afirmó: "Nuestra posición es clara y rotunda: hasta que no cese la barbarie, ni Rusia ni Israel deben estar en ninguna competición internacional más".
Sin embargo, los organismos deportivos internacionales no parecen dispuestos a seguir esa línea. El Comité Olímpico Internacional fue tajante al rechazar el veto a Israel.
En un comunicado traducido por EFE, su presidenta, Kirsty Coventry, sostuvo: "Tanto el comité olímpico nacional de Israel como el de Palestina están reconocidos por el COI y tienen los mismos derechos. Ambos cumplen con la Carta Olímpica y seguimos trabajando con ellos para intentar mitigar el impacto del actual conflicto en los atletas".
Mientras tanto, distintos países adoptan medidas simbólicas: Noruega anunció que donará la recaudación de su partido frente a Israel, y en España ya se suspendió una etapa de la Vuelta ciclista por protestas contra un equipo israelí.
El mensaje es claro: el conflicto no se limita a la política, también golpea al deporte.
En tanto, la situación de Israel de cara al Mundial no esta saldada. En tercera posición, con nueve puntos, se encuentra empatada con Italia pero con un partido menos. Ambas selecciones bajo la Noruega de Haaland, Sorloth y Odegaard, con 15 puntos.
¿Quién decide si España se baja del Mundial 2026?
La decisión de renunciar al Mundial 2026 no depende únicamente de la Federación Española de Fútbol. Aunque el organismo rector del fútbol en España es quien formalmente comunica cualquier movimiento a la FIFA, en este caso el factor político es determinante.
El Gobierno español, a través del Consejo Superior de Deportes y del propio Ministerio de Cultura y Deporte, tendría un rol central para fijar la postura oficial.
En la práctica, la Federación no podría desmarcarse de la línea marcada por el Ejecutivo.
Si el Gobierno considera que la participación de Israel en el torneo es incompatible con la política exterior y con las denuncias de Naciones Unidas, la presión recaería directamente sobre la RFEF para formalizar la baja. Esto explica por qué dirigentes como Patxi López y José Manuel Rodríguez Uribes ya marcaron públicamente la posibilidad de no asistir.
Al mismo tiempo, la FIFA tendría que validar la renuncia y definir cómo reasignar la plaza. En un escenario inédito como este, el organismo aplicaría el criterio deportivo: el lugar vacante sería ocupado por el siguiente mejor posicionado en el grupo clasificatorio, en este caso Georgia.
Para no perder la costumbre un Mundial con impacto político
El ministro español del Interior, Fernando Grande-Marlaska, fue contundente al señalar: "Todo lo que sea actuar y hacer que el ordenamiento jurídico nacional e internacional se imponga sobre la barbarie me parece lo más razonable y lo necesario".
Estas palabras muestran que la posible renuncia de España no es una amenaza menor, sino una decisión que cuenta con respaldo político en las más altas esferas del Gobierno. La presión podría obligar a la FIFA a pronunciarse, como ocurrió en 2022 con Rusia.
Si España efectivamente da un paso al costado, el Mundial 2026 no solo perdería a una de las selecciones más competitivas, sino que abriría la puerta a un debut histórico. Georgia tendría la chance de escribir la primera página de su historia mundialista, en un torneo que, más que nunca, estaría atravesado por la política internacional.