

Las personas que deseen mantener un buen estado de salud y diversas enfermedades no transmisibles deben sumar a su alimentación diaria frutas, verduras y alimentos que incorporen los nutrientes esenciales para el organismo.
Entre ellos se encuentra el álamo. Conoce cuáles son sus aportes nutricionales, las patologías que ayuda a prevenir y cuál es la mejor forma de incorporarla a las comidas.

¿Qué es y para qué sirve elálamo?
El álamo, un árbol que ha encontrado su camino a diversos rincones del mundo, tiene su origen en el hemisferio boreal, donde se desarrolla entre álamos y chopos. Este árbol se siente más cómodo en suelos ácidos y húmedos, lo que le permite prosperar en entornos específicos. Con más de 50 especies diferentes, el álamo se presenta en una variedad de formas y características.
Las hojas de los álamos son un rasgo distintivo, ya que, aunque pueden variar en color, su forma tiende a ser bastante uniforme. Generalmente, son caducas, romboidales y con márgenes dentados, aunque algunas especies presentan un serrado paripinnado. Esta uniformidad en la forma de las hojas contribuye a la identificación de las distintas especies dentro de este grupo.
Además de su atractivo visual, los álamos también son conocidos por sus flores, que se agrupan en racimos péndulos y desprenden una fragancia agradable. A pesar de que algunas especies pueden alcanzar alturas impresionantes de hasta 40 metros, su longevidad es limitada, lo que añade un matiz de efímera belleza a su presencia en el paisaje.

Estos son los beneficios de consumir álamo
El álamo es una planta con múltiples beneficios para la salud, destacándose por su potente acción antiinflamatoria gracias a su alto contenido de salicilatos. Esta propiedad la convierte en un aliado eficaz para aliviar diversas inflamaciones, como las asociadas al reumatismo, la gota y la artritis.
Además, su capacidad para calmar dolores en el tracto urinario y digestivo la hace valiosa en el tratamiento de malestares comunes. La resina de sus brotes, utilizada externamente, es ideal para tratar contusiones y golpes, lo que resalta su versatilidad en el cuidado de lesiones.
En el ámbito respiratorio, el álamo actúa como un eficaz inhalador para la congestión nasal y un expectorante en casos de sinusitis y resfriados, facilitando la respiración y el alivio de síntomas. Su sabor amargo no solo estimula el apetito, sino que también es beneficioso en el tratamiento de la anorexia y la astenia.
Con propiedades terapéuticas que abarcan desde diurético hasta antiséptico, el álamo se presenta como un recurso integral para abordar problemas digestivos, urinarios, respiratorios, reumatológicos y cardiovasculares, consolidándose como una opción natural en la medicina tradicional.

Álamo: ¿cómo incorporarlo en la dieta diaria?
El álamo, conocido por sus propiedades nutritivas, se puede incorporar en las comidas diarias de diversas maneras. Por ejemplo, sus hojas jóvenes pueden ser utilizadas en ensaladas, aportando un sabor fresco y ligeramente amargo.
También se pueden añadir a sopas o guisos para enriquecer el caldo, o incluso secar y triturar para espolvorear sobre platos como pastas y arroces, añadiendo un toque especial y saludable a la dieta.
















