Isaac Asimov, reconocido por sus aportes a la ciencia ficción y su crítica a la religión, se refirió a la célebre frase de Dostoyevski: "Si Dios ha muerto, todo está permitido". En una entrevista con el presentador Bill Moyers en 1988, Asimov manifestó que la falta de creencia en un más allá no lo llevaba a realizar actos inmorales.
El autor de Yo, Robot -uno de sus muchos clásicos de la ciencia ficción- subrayó que en la ciencia existe una moralidad avanzada y única, donde la honestidad y la integridad son fundamentales. Mencionó casos de científicos que, al encontrar investigaciones previas que coincidían con sus descubrimientos, reconocieron esos trabajos en lugar de apropiarse de ellos. Esta conducta contrasta con otras esferas de la actividad humana, donde a menudo se rinde homenaje a individuos a pesar de sus comportamientos poco éticos.
El escritor de origen ruso argumentó que, aun sin el temor a un castigo divino, él y otros se guían por su conciencia y temen las repercusiones terrenales de sus actos. Además, observó que en sociedades profundamente religiosas persisten el crimen y la miseria, lo que sugiere que la religión no garantiza la moralidad.
Crítica a los fundamentalistas de la fe
En otro orden de ideas, Asimov cuestionó a los fundamentalistas religiosos, no por sus creencias en sí mismas, sino por su intención de imponer dichas creencias a los demás. Sostuvo que la ciencia, a diferencia de la religión, se encuentra abierta a la revisión y a la modificación fundamentada en nuevas evidencias, lo que la convierte en un pilar más sólido de la realidad en comparación con la rigidez de la dogmática religiosa. Afirmó que la ciencia se fundamenta en una "ignorancia consciente" que siempre está dispuesta al aprendizaje y a la transformación.
Asimov manifestó su aprecio por la ciencia ficción, considerándola un vehículo para explorar y comprender de manera más profunda la condición humana, al presentar sociedades artificiales que ofrecen una nueva perspectiva sobre nosotros mismos y nuestra comunidad. A través de la ciencia ficción, se puede reflexionar sobre el cambio y sus posibles repercusiones, un aspecto que cobra cada vez mayor relevancia en una sociedad en constante evolución.
En conclusión, Asimov proporcionó una visión rica y matizada sobre la moralidad, la ciencia y la religión, subrayando la importancia de la conciencia individual y la integridad científica por encima de la adhesión ciega a dogmas religiosos.