En esta noticia

La digestión, la microbiota intestinal y hasta el equilibrio hormonal podrían mejorar gracias a unhábito simple: comer fuera de casa y, si es posible, acompañado. Esta es la propuesta de Marta León, ingeniera química y especialista en salud hormonal femenina, quien destaca cómo este cambio puede tener un gran impacto.

León subraya que este hábito mejora el proceso digestivo, lo cual favorece una microbiota más diversa y equilibrada. Además, señala que la exposición a la luz natural durante las comidas ayuda a regular los niveles de azúcar en sangre, reduciendo así los picos de glucosa y sus efectos secundarios.

Comer al sol mejora la digestión y la microbiota

"La luz natural es una aliada para equilibrar nuestro nivel de azúcar en sangre después de las comidas", explica León en su libro El equilibrio perfecto. Cuida tus hormonas desde la microbiota.

Cuando comemos, nuestro cuerpo responde ante el aumento de glucosa liberando insulina. Tal como detalla la experta en nutrición Ángela Quintas en un artículo de Telva, esta hormona distribuye la glucosa en el cuerpo: parte se almacena en forma de glucógeno en el hígado, otra se destina a los músculos, y el resto se convierte en grasa a través de un proceso conocido como lipogénesis.

La doctora Amy Shah, también especializada en nutrición, suma otro punto a favor de esta práctica: "Exponerte a la luz del sol te ayuda a controlar el hambre", gracias a su influencia sobre la leptina, la hormona responsable de enviar al cerebro señales de saciedad. Esta exposición también:

  • Mejora el estado de ánimo.

  • Favorece la producción de vitamina D.

  • Combate la depresión estacional.

  • Reduce los niveles de estrés.

  • Ayuda a regular el sueño.

El hábito simple que trae beneficios: comer acompañado

Según Marta León, compartir una comida con alguien querido puede elevar los niveles de oxitocina, conocida como la hormona de la felicidad. Esta hormona, que también interviene en el vínculo social y emocional, ayuda a reducir el estrés, baja los niveles de cortisol y refuerza el sistema inmunológico.

"Las conversaciones que se tienen durante la comida pueden aumentar la producción de oxitocina", explica León. Y este efecto influye directamente en la digestión, ya que un ambiente relajado favorece el funcionamiento del sistema digestivo.