Descubrimiento excepcional: encontraron tesoros arqueológicos de "valor incalculable" en La Palma
Todo se encontró intacto en un lugar donde había sido "colocado para no ser visto". A quiénes pertenecerían las piezas.
Un hallazgo arqueológico único ha tenido lugar en los últimos días en La Palma y ha sorprendido a la comunidad científica. Se trata de piezas de al menos 1000 años de antigüedad, que han definido de "valor incalculable".
Todo se encontró intacto en un lugar donde había sido "colocado para no ser visto", como ha explicado el arqueólogo Eduardo Mesa, al frente de la investigación.
El hallazgo arqueológico en La Palma
El hallazgo se ha producido en el Salto de Tigalate, un yacimiento del municipio de Mazo inventariado en la carta arqueológica de La Palma. Se trata de un espacio funerario prehispánico donde aún hay restos óseos humanos, a pesar del continuo expolio que ha sufrido.
Lo ha informado recientemente el Gobierno de Canarias y el Cabildo. Se han descubierto nada menos que 225 conchas marinas, y un hueso, que forman hasta siete collares, envueltos en materia vegetal e intencionadamente ocultos.
Se trata de un hallazgo único al encontrarse intacto y en un lugar donde fue "colocado para no ser visto", como ha explicado el arqueólogo y experto en conchas marinas, Eduardo Mesa.
La datación de las piezas ha sido realizada por un laboratorio en Miami que ha establecido una antigüedad de cerca de 1000 años.
La gran mayoría de cuentas utilizadas para esos collares aborígenes están elaboradas con ostrones, así como con otras variedades de moluscos, como conos y lapas. Sin embargo, aún no se ha podido determinar de qué especie animal proviene la cuenta de hueso.
Cómo encontraron el tesoro de La Palma
Las piezas estaban escondidas en una fisura lateral del tubo volcánico, envueltas por una fibra orgánica vegetal en avanzado estado de deterioro.
Sin embargo, gracias a que el autor del descubrimiento no alteró ni manipuló el material, se ha podido datar esa fibra en torno al año 1100 y, con ella, se sabe que los collares también son del siglo XII o XIII.
Durante un estudio preliminar, los arqueólogos han percibido que los colgantes han sido reutilizados, porque muchas de las cuentas tienen doble perforación.
"Hay un desgaste de la perforación original de las cuestas por la erosión provocada por el material al que estarían engarzadas. Al romperse, las repararon", ha explicado el codirector de la intervención, Efraín Marrero, que ve en esas reparaciones "un apego a esos collares, que podrían tener diferentes combinaciones individualizadas".
Esta hipótesis podrá ser resuelta con el trabajo que tiene previsto realizar con esas cuentas la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPG), que será la institución académica encargada de estudiar las huellas y utilidad de esas piezas.