Cristóbal Colón nos engañó: los mapas secretos que guiaron el descubrimiento de América
Uno de los grandes misterios de los viajes colombinos es si existieron mapas que facilitaron su aventura.
Cristóbal Colón es una de las figuras más fascinantes y enigmáticas de la historia. Su nombre ha quedado plasmado en la memoria colectiva como el del navegante que abrió las puertas de América a Europa.
Uno de los grandes misterios de los viajes colombinos es si existieron mapas que facilitaron su aventura. En el siglo XV, un mapa era considerado como un secreto de Estado, es decir, un tesoro geográfico de valor incalculable.
Los mapamundis de principios de ese siglo situaban erróneamente Asia muy próxima a Europa, basándose en cálculos astronómicos y no en experiencias de navegación real. De esta forma, se empezaba a hablar de que, en mitad del océano, existía una isla que llamaron Antilla. Así estaba en el Atlas de Andrea Bianco de 1448 y en el mapa de Paolo Toscanelli de 1468 que pudo haber consultado Colón.
¿Cristóbal Colón nos engañó a todos?
La leyenda sostiene que existió un misterioso mapa de Dulmo, donde se localizaba un nuevo territorio al oeste de Europa, más allá del océano, y que habría sido conocido por Colón antes de su famoso viaje de descubrimiento. Se trata de una de esas noticias fascinantes -y posiblemente apócrifas- que envuelven a ciertos personajes históricos, cuya fama a menudo se debe más a las historias que se cuentan sobre ellos que a sus hechos reales.
- ¿Existió realmente ese mapa?
El profesor Porro Gutiérrez relata que, en 1484, un tal Cristóbal Colón -entonces un completo desconocido- se presentó ante el rey de Portugal, Juan II, para ofrecerle un audaz proyecto: alcanzar Oriente navegando hacia Occidente. Sin embargo, el monarca, desconfiado, rechazó la propuesta tras escuchar a sus consejeros, quienes consideraban que la idea no era para nada viable.
Aunque el rey Juan II, considerado uno de los monarcas más inteligentes, rechazó inicialmente a Colón, le quedaron dudas. Dos años después, permitió a Fernão Dulmo organizar una expedición hacia Occidente, aunque debía financiarla él mismo porque los recursos reales estaban comprometidos en África.
Dulmo se asoció con Alfonso do Estreito y el alemán Martin Behaim, pero los vientos los obligaron a regresar y el proyecto pasó a Joâo Gonçalves do Arco, quien probablemente nunca llegó a zarpar.
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De ese contexto surgieron varios mapas que situaban la isla de Antilla, aunque no está claro si se basaban en datos reales o eran en parte inventados.
El supuesto mapa de Dulmo, que nadie ha visto, refuerza la idea de que Cristobal Colón sabía de tierras desconocidas, ricas en especias, perlas, oro y plata. Esta visión se basaría en mapas antiguos como el de Toscanelli (1397), que Colón conocía y en los que erró al calcular distancias. En las Capitulaciones de Santa Fe, Colón menciona perlas, lo que sugiere que tenía alguna información previa.