Numerosas personas exploran diariamente oportunidades de empleo, ya sea por encontrarse sin trabajo o para redirigir su carrera profesional. Algunas de ellas optan por buscar empleo público a través de oposiciones, y una profesión que genera notable interés es la de examinador de tráfico de la Dirección General de Tráfico (DGT).
La DGT, ente adscrito al Ministerio de Interior, convoca regularmente concursos y selecciones para ocupar vacantes laborales, y para participar en estas convocatorias se necesitan cumplir ciertos requisitos.
Los requisitos para trabajar en la DGT
Inicialmente, se exige tener al menos 23 años y poseer un mínimo de tres permisos de conducción, incluyendo el B, A y ya sea el C o D, cada uno con sus respectivas condiciones de antigüedad y regulaciones.
En cuanto a la educación requerida para ejercer este rol profesional, la oposición de Examinador de Tráfico está en el Grupo C1, por lo que es imperativo tener el título de Bachillerato o equivalente, aunque se aceptan otras titulaciones como Grado Universitario, Formación Profesional de Grado Superior, entre otras.
¿Cuánto gana un examinador de tráfico de la DGT?
La pregunta es común y la respuesta puede depender de diversos factores, como el cargo, la categoría y la antigüedad, pero los salarios suelen fluctuar entre 1200 y 1500 euros mensuales.
Comparativamente, los profesores de autoescuela, que necesitan al menos un título de ESO o una Formación Profesional de Grado Medio y permiso B de conducción con al menos dos años de vigencia, pueden alcanzar un salario anual de entre 23.000 y 28.000 euros, variando según las horas trabajadas y la antigüedad.
Las ventajas de ser un examinador de tráfico de la DGT
Ventajas de ser examinador de tráfico incluyen estabilidad y seguridad laboral, un salario competitivo, interacción social, contribución a la seguridad vial, horarios regulares, formación continua, oportunidades de ascenso, contribución al bienestar comunitario y beneficios adicionales como seguros médicos y vacaciones pagadas.
Por otro lado, el rol también plantea desafíos, como gestionar interacciones con conductores ansiosos o de difícil trato durante las evaluaciones de conducción.