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A pesar del creciente número de familias con mascotas en España, solo el 4% de las propiedadesen alquiler permiten su tenencia, según un estudio de Fotocasa y la Fundación Affinity. Esta limitación representa un desafío significativo para quienes buscan un hogar que acepte a sus compañeros peludos.

La Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) no prohíbe la tenencia de animales, pero sí permite a los propietarios decidir si aceptan o no mascotas en sus viviendas. Esto significa que los caseros pueden incluir cláusulas en los contratos que prohíban la tenencia de animales y los inquilinos deben aceptar estas condiciones al firmar.

Atención inquilinos: ¿pueden los propietarios desalojarte por tener una mascota en el piso de alquiler?

Si un contrato de alquiler no menciona la prohibición de mascotas, los inquilinos tienen el derecho de convivir con sus animales. Sin embargo, es recomendable que ambas partes lleguen a un acuerdo claro para evitar futuros conflictos. La comunicación abierta puede facilitar la convivencia y asegurar que todos estén de acuerdo con las condiciones del alquiler.

Para aquellos que buscan alquilar un lugar donde se acepten mascotas, es aconsejable negociar los términos desde el principio. Por ejemplo, los inquilinos pueden ofrecer contratar un seguro que cubra posibles daños causados por sus animales, lo que podría tranquilizar a los propietarios y hacerlos más receptivos a aceptar mascotas.

Si un inquilino tiene un perro o un gato y el contrato prohíbe explícitamente su tenencia, esto se considera un incumplimiento del contrato, lo que podría llevar al propietario a rescindir el acuerdo. Además, es fundamental mantener una convivencia respetuosa con los vecinos, al evitar ruidos molestos y asegurar la limpieza de las áreas comunes.

En caso de que el contrato no mencione nada sobre las mascotas, los inquilinos pueden vivir con sus animales sin problemas. Sin embargo, es recomendable informar al propietario sobre la presencia de una mascota para mantener una buena relación y evitar malentendidos.

Si un inquilino ignora una cláusula que prohíbe mascotas y decide tener una, el propietario tiene el derecho de desalojarlo y podría retener parte de la fianza para cubrir daños en la propiedad. Esto incluye cualquier deterioro causado por la mascota, como arañazos o daños en el mobiliario.

Según un informe publicado por Fotocasa, es evidente que la situación de los inquilinos con mascotas necesita atención. La mayoría de los propietarios están dispuestos a aceptar inquilinos con animales, pero la falta de comunicación y acuerdos claros puede complicar la situación. La clave está en establecer un diálogo abierto y llegar a consensos que beneficien a ambas partes.