

Presionado por propios y ajenos, golpeado y deprimido por la denuncia que le imputa haber cobrado con su empresa contratos millonarios e irregulares del Gobierno porteño, Fernando Niembro decidió ayer renunciar a su postulación como candidato a diputado por el frente Cambiemos. Y con su salida de la escena electoral, el PRO respiró aliviado. Si bien Mauricio Macri había sostenido a su amigo con firmeza desde que estalló el escándalo, las encuestas lo hicieron cambiar de opinión. La denuncia estaba dañando seriamente la campaña, así como la intención de voto del presidenciable y de la candidata a gobernadora María Eugenia Vidal. Y tal como adelantó El Cronista en su edición de ayer, en la mesa chica del PRO esperaban por estas horas un gesto ético del cronista deportivo, que saque a la fuerza del estado de parálisis y confusión en el que había quedado entrampada.
Todo lo hecho hasta ahora había sido en vano. La estrategia ideada para sostener a Niembro negar la existencia de delito, presentar las documentación en la Justicia y desviar el eje de atención con propuestas no había dado resultado. Lo peor era que el argumento de una campaña sucia orquestada por los medios K había quedado invalidado por las serías críticas de los editoriales de diarios no oficialistas. El escándalo impulsado por los avatares de la campaña crecía día a día y había que sacar el tema de la agenda. El problema era el cómo. Pedirle oficialmente la renuncia a Niembro implicaba reconocer que hubo una situación irregular por parte del Gobierno porteño en la adjudicación de esos contratos. El temor era, además, que Macri parezca debilitado por haber cedido a la presión de los diarios que integran según el PRO el "círculo rojo".
La salida de Niembro tenía que ser explicada como una decisión personal para evitarle un daño mayor al PRO y no como un reconocimiento de un delito. Y así se acordó en la reunión que al mediodía mantuvo el periodista con el jefe de campaña nacional y secretario General, Marcos Peña, y el secretario de Medios, Miguel de Godoy.
Niembro había llegado hasta la sede del Gobierno para presentar su renuncia y Macri se la aceptó por teléfono desde Rosario, donde pasó la jornada de campaña. El ahora ex diputado había tomado la decisión esa misma mañana, luego de haber protagonizado el martes un sin fin de idas y vueltas sobre su futuro, que dispararon los rumores. Ya no aguantaba más y en el PRO no lo contradijeron.
La carta de despedida se gestó a la medida de las necesidades políticas. "Tomé esta decisión porque no quiero que me sigan utilizando para perjudicar al proyecto político al que pertenezco", explicó Niembro en la misiva en la que afirmó ser "víctima de un ataque injusto e inmerecido". "Todo lo que hecho ha sido transparente y acorde a la ley", dijo y agregó: "Uno de los objetivos que tienen es probar que todos somos iguales a ellos, pero no lo somos. Yo voy a la justicia, dejo de lado mis futuros cargos y fueros. ¿Los que me acusan harán lo mismo?, se preguntó.
El mismo argumento utilizó Macri por la tarde desde Rosario, en un acto con militantes. Dijo que Niembro renunció "para demostrar que no es igual al resto y que no vino por un cargo" Y agregó que su salida "da testimonio de que empieza algo distinto". "Han querido establecer que somos iguales que ellos y no lo somos. Nosotros vamos con los papeles al juez y colaboramos. Ellos tienen miedo de perder el poder", afirmó.
Niembro será reemplazado por la segunda candidata de la lista, Silvia Lospennato, como indica la ley (Ver aparte). Y el PRO intentará retomar el eje de la campaña, aunque espera nuevas denuncias del kirchnerismo.













