El revés por la ley ómnibus significó el debut y despedida de La Libertad Avanza en el período de sesiones extraordinarias que el presidente Javier Milei había convocado y luego prorrogado hasta el 15 de febrero.
El desgaste fue grande. El tratamiento del megaproyecto consumió más de un mes de trabajo en la Cámara de Diputados para culminar en un fracaso que en el medio dejó heridos puertas adentro y derivó en la quema de puentes tendidos con la oposición. El Congreso pasará a cuarto intermedio hasta el 1 de marzo, día en el que Javier Milei deberá hablar ante la Asamblea Legislativa.
La decisión que tomó el oficialismo de volver a comisión la Ley de bases y puntos de partida para la libertad de los argentinos en medio de la sesión generó tensiones puertas adentro.
Los diputados de La Libertad Avanza pasaron factura. Es que no solo fueron dejados de lado durante todas las negociaciones del megaproyecto. Sino que después se convirtieron en la cara de la derrota: se desayunaron en el recinto que el proyecto se caía a pedazos. También allí se anoticiaron que el Gobierno, de manera unilateral, había decidido desactivar la sesión.
"El clima es malo", dijo una fuente parlamentaria de LLA. Los propios reconocen -por lo bajo- que hubo falta de pericia por parte de quienes lideraron el tratamiento del proyecto desde el Congreso: Martín Menem y, sobre todo, Oscar Zago, jefe de bloque.
Al primero lo cuestionan por haber dicho infinidad de veces que los votos estaban, al segundo, por haberle echado la culpa a los líderes de las bancadas opositoras. La derrota fue propia. El enojo se hizo sentir: al día siguiente de la sesión hubo una reunión de bloque en el Palacio y cerca de una decena pegó el faltazo.
A lo largo del mes que duró el debate de la ley, varios se mostraron disconformes por cómo se maneja el bloque. "Los ánimos están sensibles", sintetizó un libertario.
Entre la derrota y el clima caldeado, se da por descontado que la actividad en el Congreso pasará al letargo. Al menos por un tiempo. El oficialismo deberán recomponer el clima interno para evitar fugas.
Milei se quedó con las manos vacías
Javier Milei se quedó sin ninguna de las leyes que había incluido en su decreto de sesiones extraordinarias.
Además de la ley ómnibus figuraban en la lista la baja del piso de Ganancias, tratados internacionales y el proyecto para implementar la Boleta Única de Papel.
Este último proyecto había generado expectativas. Victoria Villarruel estaba confiada en que la ley sería sancionada en enero. Pero en el debate en comisiones se desayunó con que los votos no estaban y el tema naufragó. Los libertarios se quedaron sin poder mostrar un logro con alto contenido simbólico: el de dejar atrás el viejo sistema de boletas partidarias.
Al mismo tiempo, la Vicepresidenta hace malabares para evitar que el mega DNU 70 llegue al recinto del Senado como intentan los senadores de Unión por la Patria. Villarruel hizo una interpretación un tanto laxa del reglamento para contener las aguas. Pero, más temprano que tarde, la oposición se hará escuchar en el recinto y apostará a rechazar el decreto.
Ante este panorama complicado, ¿Milei hablará ante la Asamblea Legislativa el 1 de marzo? Esa es una duda que ya resuena en los pasillos del Congreso.
Su relación con el Poder Legislativo comenzó de manera conflictiva. En su jura como presidente, el 10 de diciembre, habló de espaldas a los diputados y senadores que necesita para sacar cualquier proyecto.
El conflicto se mantuvo. Mientras sus operadores y funcionarios intentaban tender puentes con los bloques dialoguistas para que la Ley de bases llegara a buen puerto, el libertario los agredía en público. Los acusó de coimeros, valijeros y rememoró la Ley Banelco en todo momento.
Para colmo, cuando la ley fracasó, divulgó, escrito en letras en mayúsculas, los nombres y apellidos de todos los diputados "dialoguistas" que votaron en contra de algún aspecto de la ley. Los acusó, lisa y llanamente, de "traidores que usaron el discurso del cambio para poder rapiñar una banca".
Luego de esas acusaciones, y de las represalias hacia los gobernadores, a los que anunció que les quitará los subsidios para el transporte, surgen las dudas: ¿Milei pronunciará su discurso de apertura ante la Asamblea Legislativa?¿Aprovechará la ocasión para darle la espalda, una vez más, a la "casta" y reafirmar su identidad?¿O, a lo Hipólito Yrigoyen, pegará un faltazo y enviará apenas un escrito?