Al tratarse de dos coaliciones que buscan ser amplias para englobar más voluntades, el riesgo que se corre es la cohesión interna. Es decir, que los miembros del espacio tengan diferencias más profundas. En el Frente de Todos eso queda expuesto en la gestión de gobierno. Pero en Juntos por el Cambio el escenario no parece ser muy distinto, ya que es evidente que los tonos, enfoques y público al que se alude no son los mismos.
Patricia Bullrich, presidenta del PRO, es la dirigente de peso que más tensiona por derecha en representación de los halcones. El viernes no dejó pasar una oportunidad de lujo, con la condena a dos años y medio de Luis Chocobar. Entre la perpetua que pedía la querella y la absolución planteada por la defensa, la resolución se ubicó en un punto intermedio, pero más cercano a la segunda opción.
Sin embargo, la exministra de Seguridad planteó que se trata de un "precedente funesto" en la Justicia, y que "sienta un antecedente que busca paralizar la acción de las fuerzas de seguridad mediante la amenaza contra sus efectivos", entre otras acusaciones. En esa línea se mostraron varios dirigentes que comparten óptica con Bullrich, como Luis Petri, Álvaro de Lamadrid o hasta el propio Mauricio Macri. Las palomas, en cambio, dejaron pasar el tema.
Bullrich ya avisó que buscará competir por su banca en Diputados por la ciudad de Buenos Aires. Quien encabece esa lista tendrá el lugar más ansiado por todo Juntos por el Cambio, ya que la impronta del distrito augura un triunfo opositor en un territorio de peso. La discusión allí es con Horacio Rodríguez Larreta, para algunos encuestadores el político con mejor imagen del país.
El jefe de Gobierno tendrá injerencia directa sobre lo que suceda en el distrito. Y se le abre una incógnita, ya que habilitar a Bullrich -quien también cuenta con encuestas a su favor dentro de la General Paz- tendría algunos beneficios. Por ejemplo, desactivaría a opciones autodenominadas libertarias que corren por derecha a Juntos por el Cambio. A pesar de que hasta el momento no demostraron en las urnas lo que insinúan en las redes, estos espacios pueden ser una amenaza para el principal espacio opositor.
Y esta jugada hasta podría desactivar también a la propia Bullrich como eventual contrincante interna por la presidencia en 2023. Pasaría a tener una de las 257 bancas que tiene la Cámara de Diputados y su rol podría quedar desdibujado. Lo sabe bien Sergio Massa, quien logró un triunfo resonante en 2013 pero no pudo mantener su proyección en 2015.
Durante ese tiempo, Rodríguez Larreta conservaría su espacio ejecutivo en la ciudad, inmejorable lugar para catapultarse. Pero como el fuego amigo tampoco escasea en estas latitudes, Gerardo Morales se encarga de recordar cada vez que puede cómo fueron las experiencias de Fernando De la Rúa y Macri en la Casa Rosada.
Macri, por su parte, ya avisó que no buscará jugar en este turno electoral. Aunque lucha por mantener su lugar, no perder relevancia y apuntalar a sus socios. Allí se encuadra su viaje a Córdoba de la semana pasada, en el que dio su bendición a Gustavo Santos, ex ministro de Turismo de Cambiemos.
Lo que más molestó, sin embargo, es que vuelva a mostrar su preferencia por el gobernador peronista Juan Schiaretti. El ex mandatario nunca ocultó su cercanía con Schiaretti, con quien tiene una relación desde hace décadas. En la UCR cordobesa, sin embargo, esto no cae bien, por la disputa que tienen con el gobierno local. Se trata de una provincia clave, que le dio el triunfo a Macri en 2015, pero en donde el radicalismo es un actor de peso.
Mientras tanto, y con el armado de listas en el horizonte, continúa la espera por María Eugenia Vidal, quien no definió su 2021 pero se anotó para la carrera presidencial por 2023. La ex gobernadora podría volver a competir en la provincia de Buenos Aires -esto hoy no parece lo más probable-, por la ciudad o también podría no aparecer en una lista.
Entre los dirigentes que apuntan a encabezar en tierra bonaerense se encuentra Diego Santilli. El vicejefe de gobierno porteño no tiene posibilidad de ser electo por la ciudad en 2023, por lo que podría cambiar de distrito, como ya hicieron varios. A pesar de la resistencia de algunos intendentes que apuntan contra porteños que van a La Plata -como los últimos tres: Daniel Scioli, Vidal y Axel Kicillof-, ninguno de los jefes comunales parece ser número puesto de cara a la lucha por la gobernación.
La otra alternativa que se baraja es la solución al estilo Esteban Bullrich en 2017. El senador derrotó a Cristina Kirchner en las legislativas de ese año. Pero no tenía aspiraciones por un cargo ejecutivo dos años después. Es decir, habría que buscar un nombre propio que sea competitivo para las legislativas, que no tenga aspiraciones en las ejecutivas y que pueda satisfacer a halcones, palomas e intendentes. No parece sencillo.