En un contexto de caída generalizada de la actividad y fuerte impacto en la producción industrial, el uso de la capacidad instalada (UCI) en los diversos sectores manufactureros tuvo un nuevo tropiezo en marzo, registrando un nivel de 57,7% al cierre del primer trimestre del año, tras haber llegado en febrero al 58,5%.
Es el peor indicador para marzo en 17 años, al punto que para encontrar un escalón más bajo hay que retrotraerse hasta 2002, en plena crisis post Convertibilidad, cuando el uso del potencial de producción se ubicó entonces en 50,3%.
Según datos del Indec, en marzo la UCI registró un descenso de nueve puntos porcentuales respecto del mismo mes del año pasado. Hay que recordar, sin embargo, que en el primer cuatrimestre de 2018 la economía argentina parecía estar saliendo del letargo. A las pocas semanas se disparó la crisis cambiaria, subieron las tasas de interés y todo entró en un clima de turbulencias.
Entre las doce ramas de actividad relevadas por el organismo oficial sobresale el bajo nivel de utilización de la capacidad instalada en la industria automotriz, con apenas 35,0%, un nuevo retroceso frente al 42,1% que arrojó febrero pasado. El contraste es fenomenal si se compara con el 58,2% de uso de la capacidad instalada en esa industria en marzo de 2018.
Otros sectores con bajos niveles de utilización de su potencial productivo fueron la industria metalmecánica, excluyendo al sector automotriz, con una tasa de 43,1%, la producción de caucho y plástico (48,7%), productos textiles (49,8%) y alimentos y bebidas con 55,7%. En los últimos cuatro meses la producción de alimentos y bebidas se ubicó por debajo del 59% de uso de la capacidad instalada, un nivel inusualmente bajo para esta actividad clave en el entramado productivo argentino.
Sólo cinco sectores tuvieron una mejora respecto del mes precedente, liderados por la industria textil, que llegó al 49,8% frente al 43,2% registrado en febrero, que no obstante, retrocedió respecto del 53,6% de marzo de 2018.
Por su parte, también tuvo un avance el rubro edición e impresión (58,1% vs 52,1% en febrero) y la refinación de petróleo, que llegó al 76,6%. La producción de sustancias y productos químicos, en tanto, registraron una mejora marginal de 0,2 puntos porcentuales el último mes y la metalmecánica sin contar autos, mejoraron en algo más de un punto su capacidad de producción.
Caídas por doquier
Más allá de sectores específicos, los datos de marzo permiten concluir que todos los sectores registraron una baja muy importante del uso de la capacidad instalada respecto de marzo de 2018.
El propio informe de Indec deja en claro que absolutamente todas las ramas de actividad tuvieron un retroceso en el porcentaje de uso de su potencial productivo en relación al mismo mes del año pasado. En el medio, se desató la fuerte recesión, que aún tiene efectos negativos en la producción y el empleo.
Con el presente nivel de capacidad ociosa industrial, es claro que la mayoría de las empresas archivaron sus planes de inversión. La excepción podrían ser nuevas líneas de producción o nuevos modelos y productos que requieran inversiones específicas.
Como fuere, la industria en general atraviesa una fase contractiva, que nadie avizora pueda revertirse durante el año. Los cálculos más conservadores estiman una caída de la producción industrial del 2,5% en 2019.