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El Régimen Simplificado para los Pequeños Contribuyentes, conocido popularmente como “monotributo”, volvió -una vez más- a instalarse en el centro del debate público en Argentina.

¿Hubo algún cambio concreto? Por ahora, en el marco de las reformas de segunda generación -la laboral y tributaria-, trascendieron versiones que señalaban que el ministro de Economía, Luis Caputo, habría enviado un borrador a empresarios para avanzar en la eliminación del monotributo.

Sin embargo, dicha información fue desmentida categóricamente por el presidente Javier Milei. “Mentiras y operaciones de delincuentes”, afirmó el mandatario en diálogo con Neura.

La posible supresión del régimen simplificado es parte de un debate mucho más complejo. De hecho, el Fondo Monetario Internacional (FMI), al firmar el Acuerdo de Facilidades Extendidas con el Gobierno, sugirió “armonizar la alícuota del monotributo y mejorar la transición de los pequeños contribuyentes al régimen fiscal general“.

“Tenés tres regímenes para gravar los ingresos, el de la relación de dependencia, el de autónomos y el monotributo. Las alícuotas son muy diferentes. Entonces pareciera que la Argentina tiene que ordenar eso. Caputo va a estar avanzando para ordenar eso, ya se hizo en algún punto en la Ley Bases original”, comentó el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, en una entrevista radial. No descartó eventuales cambios en el esquema, pese a que esa decisión la tomará Economía con la propuesta en mano de partió del FMI.

Creado en 1998 mediante la aprobación de la Ley 24.977, el monotributo lleva 27 años ofreciendo a los pequeños contribuyentes, mediante el pago de una suma fija, abonar el aporte jubilatorio, la obra social, el impuesto a las Ganancias y el Impuesto al Valor Agregado (IVA); una forma más visible de “pagar sus impuestos”, sintetizan desde el Ieral de la Fundación Mediterránea.

En la actualidad, el monotributo contempla 11 categorías, las cuales se determinan según el nivel de facturación anual (ingresos brutos) de los contribuyentes.

En agosto, la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA) actualizó las escalas del monotributo, de acuerdo a la variación semestral del Índice de Precios al Consumidor (IPC). Los valores mensuales van desde $ 13.663 en la categoría A hasta $ 43.129 para los inscriptos en la categoría H.

Tres ejes de debate en torno al monotributo: bajo aporte jubilatorio, bajo aporte de obra social y evasión por “enanismo fiscal”
Tres ejes de debate en torno al monotributo: bajo aporte jubilatorio, bajo aporte de obra social y evasión por “enanismo fiscal”

Según datos difundidos por la Fundación Mediterránea, “más del 80% de los inscriptos se concentra en las tres categorías inferiores, con escasas recategorizaciones y poca migración hacia el régimen general (Responsables Inscriptos)”.

Esta dinámica se explica en tres problemas estructurales que padece el régimen: bajo aporte jubilatorio, bajo aporte de obra social y la evasión por el denominado “enanismo fiscal”; maniobra que efectúan los contribuyentes para permanecer en una categoría baja o, en su defecto, en el régimen simplificado (subfacturan o dividen sus ingresos).

A esto se suma un dato aportado por la consultora Econviews, dirigida por el economista Miguel Kiguel: “En promedio, los monotributistas aportan el 4.5% de sus ingresos laborales, contra 28% para los autónomos (no incluye deducción de IVA)”.

Monotributo: el dilema de cambiar de categoría o dejar el régimen simplificado

La estructura de incentivos entre el régimen simplificado (monotributo) y el régimen general (autónomos) quedó desalineada. En la actualidad, según aportó el tributaristra Sebastián Domínguez, unos 2.100.000 contribuyentes están inscriptos como monotributistas, frente a aproximadamente 400.000 autónomos.

“En la práctica, el esquema terminó funcionando como una formalidad de bajo costo, accesible y extendida, pero también como una modalidad de aporte reducido, con impactos previsionales que implican un elevado costo fiscal encubierto", describen desde el Ieral de la Fundación Mediterránea.

Por su parte, Alberto Mastandrea, socio a cargo del departamento de Impuestos & Legales de BDO Argentina, explicó a El Cronista que existe “una brecha significativa” para el contribuyente que pasa al régimen general, “considerando el IVA, Ganancias y Autónomos que deberá afrontar, además de todas las cuestiones administrativas como la presentación de las declaraciones juradas mensuales y anuales”.

Aportes jubilatorios y obra social

Para entender la dimensión del problema, es necesario graficar qué ocurre con el Régimen Simplificado para Pequeños Contribuyentes, especialmente con el aporte jubilatorio y las obras sociales.

Mastandrea señaló que los monotributistas, por aportar al sistema previsional, recibirán un haber mínimo “independientemente del ingreso que represente la categoría en la que se encuentre inscripto”.

Y agregó: “La jubilación que van a recibir va a ser la mínima, que actualmente ronda los $ 340.000; es decir, quien aportó toda su vida como monotributista, va a recibir el haber mínimo. El aporte promedio al sistema previsional que efectúa un monotributista es de $65.000, ya que las categorías más bajas aportan $13.663 y las más altas $118.346″.

En materia previsional, el aporte jubilatorio varía dependiendo de la categoría del contribuyente. Sin embargo, en todos los casos otorga derecho a la Prestación Básica Universal (PBU) y permite computar años de servicio dentro del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA).

“La magnitud del desajuste contributivo entre regímenes es contundente. Mientras que un trabajador en relación de dependencia aporta en promedio el 11% de su salario y un autónomo alrededor del 5%, un monotributista apenas aporta el 0,9% en términos equivalentes”, resumen un documento del Ieral elaborado por Laura Caullo y Guadalupe Galíndez, en el que queda en evidencia el desajuste.

El FMI instó a "armonizar la alícuota del monotributo y mejorar la transición de los pequeños contribuyentes al régimen fiscal general"
El FMI instó a "armonizar la alícuota del monotributo y mejorar la transición de los pequeños contribuyentes al régimen fiscal general"

Sumado a ello, es menester mencionar que la mayoría de los monotributistas deberían tener acceso a una obra social, algo que en la práctica no ocurre. “Hay muchas obras sociales que no aceptan a los contribuyentes del régimen simplificado, por lo cual dicho beneficio se opaca”, sostuvo Mastandrea.

A esto se suma un inconveniente de “incentivos”. Si bien los contribuyentes de las categorías más bajas reciben el mismo acceso a la obra social que los contribuyentes de las categorías más altas, la realidad es que los monotributistas de los segmentos más bajos no ven motivos para recategorizarse.

Según el especialista en tributación, el contribuyente que se encuentra en la categoría más baja del régimen simplificado aporta, por el componente de la obra social, $ 19.239,97, mientras que en la categoría más alta el valor asciend a $ 65.806,30.

¿El monotributo tiende a la informalidad? La opinión de los especialistas

Desde la Fundación Mediterránea advirtieron que el régimen del monotributo muestra un proceso de envejecimiento.

“La baja participación de jóvenes indica que la puerta de entrada al mercado laboral ya no es este régimen, sino la informalidad. Mientras tanto, el grueso de los aportantes se concentra en el tramo etario más productivo, entre 30 y 49 años, que explican casi la mitad del total de adherentes”, diferenciaron.

Y acá es donde aparecen las “dos caras de la misma moneda”. A nivel nacional, indican las autoras del informe, alrededor del 10% de los ocupados aporta bajo el régimen simplificado.

CABA, con un 20% de sus ocupados como monotributistas, encabeza el ranking y refleja un mercado laboral orientado a servicios profesionales e independientes. Le siguen Entre Ríos (15%), Córdoba (12%), Santa Fe y La Pampa (11%)”, detallaron.

Por el contrario, la provincia de Tucumán (3%), Santiago del Estero y Jujuy (4%), La Rioja y Catamarca (5%) presentan incidencias mucho menores. Allí, el problema “no es la baja contribución del monotributo, sino la alta informalidad y la menor densidad de actividades profesionales o de comercio formal de pequeña escala”.

Elisabet Piacentini, contadora y presidenta de la comisión Pyme del Consejo Profesional de Ciencias Económicas en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CPCECABA), coincidió con este diagnóstico.

“Los jóvenes, muchas veces, aprovechan el sistema de monotributo, pero quizás en otras oportunidades consideran que su jubilación está muy lejana, que puede pueden cobrar de todas maneras y trabajar sin hacer los aportes. Sin embargo, los obliga a estar en la economía informal, a no poder tener créditos bancarios, a no poder justificar a sus bancos o a sus billeteras virtuales de dónde salen los aportes“, puntualizó en diálogo con El Cronista.

Más allá de la posibilidad de acceder o no al régimen simplificado, el eje es la elevada tasa de informalidad que tiene el país.

En el segundo trimestre de 2025, el 43,2% de los trabajadores operó por fuera del marco laboral, impositivo y de seguridad social, según la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) que publicó el INDEC.

“Actualmente, quien aporta toda su vida laboral como contribuyente del régimen simplificado recibe casi la misma jubilación que quien nunca aportó en el sistema tributario, y esas son cuestiones que deben corregirse. Muchos jóvenes también tienen una baja expectativa a que las jubilaciones se incrementen, y ello puede no incentivar a la inscripción en dicho régimen”, graficó Mastandrea.