

En una entrevista con Nuria Am, para su ciclo Sin Cassette en YouTube, Manuel Adorni afirmó: "Si hay algo que caracteriza a un sector de la vieja política es ponerle un título noble a una causa cuyo verdadero trasfondo es dañar al Gobierno, buscar que se vaya, que pierda las elecciones, y volver ellos al poder. Nosotros no vamos a ceder".

Adorni asegura que, aunque fue electo legislador, su día a día está abocado a la gestión. Dice no tener en mente diciembre, cuando debería asumir su banca, y aclara que nunca habría aceptado ser candidato si la propuesta hubiera sido testimonial.
"El desdoblamiento de la elección fue un sinsentido. Entre el día de la elección y el 10 de diciembre hay una eternidad. La diaria en el Gobierno, al menos en este nivel de exposición pública, es muy intensa. Entonces, este ritmo no te permite pensar demasiado en lo que viene. Claro que a medida que se acerca la fecha, lo tengo cada vez más presente".
-¿Le genera alguna contradicción haber pasado del periodismo a la función pública?
-No. Fui a hacerle una entrevista al presidente electo el 20 de noviembre y ese mismo día dejé de ser periodista. Terminó la nota y salí del hotel siendo ya vocero. Tuve que decidir rápido si daba el salto, sabiendo que probablemente era irreversible. ¿Cómo iba a volver después a entrevistar a funcionarios tras haber formado parte de un gobierno con determinada ideología? Fue una decisión compleja, pero no tengo ninguna disyuntiva. Hace años defiendo las ideas de la libertad y entendí que la batalla cultural sola no alcanza: había que entrar. Me sumé feliz de haberlo hecho. Lo que sí cambió fue mi mirada sobre muchas personas. Algunos me sorprendieron para bien y otros para mal. Pero eso también está bien.
-¿Qué le pasa cuando el Presidente dice "no odiamos suficiente a los periodistas"?
-Nada. Entiendo a qué se refiere. No habla del periodismo en sí, sino de aquellos periodistas que mienten, difaman y operan por interés o negocio personal. Cuando el Presidente dice eso, se refiere a los que dañan deliberadamente. Incluso los propios periodistas saben quiénes son. Una vez dije en ADEPA: nosotros estamos para gobernar, y ustedes para decir la verdad. Si esa dinámica se respeta, funciona. Si yo gobierno mal o ustedes mienten, en algún momento va a haber conflicto. Pero la crítica no nos molesta: de hecho, en parte fue lo que nos llevó a donde estamos.
-¿Ni al Presidente le molesta la crítica?
-No. Lo que nos molesta es la malicia, la mentira intencional para hacernos daño. Eso es otra cosa.
-¿Alguna vez el Presidente le pidió defender algo en lo que no creyera?
-No. Sí me pasó que elegí mal algún tema, pensando que iba a ser más importante para la gente de lo que fue. Pero fue una cuestión de enfoque, no de convicción. No sé si podría defender algo en lo que no creo. Y si alguna vez me toca, espero poder decir que no.

-¿Qué fue lo que más le costó comunicar?
-Tal vez lo más difícil fue explicar el comienzo del Gobierno. Había que explicar todo: la receta, el contexto. Veníamos de inflación desbordada, de años de corrupción, de una gestión desquiciada, de la pandemia y los vacunatorios VIP. Había que volver a conectar a la gente con la figura del funcionario público. Creo que lo logramos, pero fue un desafío enorme. Y sólo se puede marcar agenda si hay verdad en el contenido.
-¿Salió mal de alguna conferencia?
-No. Con el tiempo, los intercambios con los periodistas se volvieron un clásico. Muchas veces me dan ganas de seguir hablando. Para mí, es un recreo. Tengo buena relación con ellos, aunque haya cruces picantes. Con algunos hablo más, con otros menos.
-¿Cuánto influyen las redes sociales en la comunicación del Gobierno?
-Son parte importante. Hay un grupo etario que se informa exclusivamente por redes. Nosotros no tenemos presupuesto, así que nos las ingeniamos. Las redes tienen bajo costo y, además, los medios tradicionales se nutren de ellas. Incluso para llegar a esos medios, usás las redes. Son fundamentales.
-¿Y no se banalizan los temas en ese entorno?
-Puede ser. A veces se generan intercambios que terminan en insultos. Pero también hay creatividad. A veces leo comentarios para divertirme. Algunos insultos me parecen geniales. Trato de no engancharme porque sé que es un mundo chiquito y no vale la pena.
-¿Qué le dice a quienes lo ven más como influencer que como político?
-Me parece perfecto. Cada uno es libre de opinar. Yo no me siento político tradicional. Si me dicen influencer, tuitero, político o futuro embajador en China, me da lo mismo.
-¿Nunca le dieron ganas de sacarle el celular a alguien, incluso al Presidente?
-No. Al contrario. Cada uno tiene que ser genuino. Si yo mañana empiezo a insultar o a discriminar, no sería yo. Y creo que el Presidente tampoco debe cambiar su forma de comunicarse. Puede no gustarte, y está bien. Pero pedirle que cambie es pedirle que deje de ser quien la gente votó. Si eso pasara, yo mismo le pediría que volviera a ser como antes.
-¿Su streaming "Fake 7,8" es parte de la batalla cultural?
-Sí, aunque en realidad son 20 o 30 minutos de mi almuerzo. No sé por qué generó tanto ruido. Simplemente me dedico a desmentir cosas falsas o erróneas. No le veo nada de malo.
-¿Se puede gobernar sin acuerdos?
-Sí, siempre que no se traicionen las ideas por las que uno fue votado. Todos los que se sumen a ese camino son bienvenidos. Los que no, no hay mucho para acordar. Si para acompañarnos hay que romper la caja o traicionar nuestra promesa de campaña, no va a pasar. No ahora, ni antes, ni nunca. No representamos una estafa electoral.
-¿Hay diálogo con los gobernadores?
-Siempre hay diálogo con los gobernadores.
-¿YPF va a seguir siendo de los argentinos?
-Eso ya es historia conocida. Vamos a usar todas las instancias de apelación para evitar que ocurra lo que algunos quieren que ocurra y por lo que hicieron todo lo posible.
-¿Se imagina cuatro años en la Legislatura?
-Nunca fui un candidato testimonial. No sé por qué no se entiende. Siguen creyendo que no voy a asumir. Obvio que la Legislatura no tiene la adrenalina de este rol en el Ejecutivo, pero eso es secundario. Siempre tuve claro que iba a estar donde me pidieran el Presidente o Karina Milei. Mañana seré legislador, pasado tal vez diputado, y un día me iré a mi casa o pediré trabajo para volver a la radio. Voy a acompañar donde me toque. Y si un día no estoy de acuerdo, le daré la mano y me iré a casa.
-¿Y si le piden ser candidato a Presidente?
-Eso será dentro de seis años, si tiene que pasar. No lo haría por iniciativa propia. Formo parte de un esquema de ideas. Igual, entiendo que la pregunta viene desde la lógica de la vieja política. Pero esto es otra cosa.
-¿Cuál es su sueldo?
-El último mes cobré 2.960.000 pesos. Brutos, son 3.500.000.
-¿Se puede vivir solo con el sueldo de funcionario?
-Sí, se puede. Yo tengo la suerte de haber tenido buenos trabajos antes. Pero si sos honesto, tanto intelectual como en la gestión, es bravo. Es muy desgastante, porque no venimos de este mundo. Acá se envejece rápido. No sé si podría hacer esto toda la vida. Si hubiera sido funcionario desde los 20 años, no habría aguantado.
-¿No es un personaje Adorni?
-No. Cero. Soy puro y duro, con lo bueno y con lo malo.













