En la Plaza de Mayo no hubo pantallas y la voz de Cristina Kirchner se pareció a un fantasma atravesando el silencio de una multitud que la escuchaba. En el centro de la escena del peronismo desde hace más de quince días, la expresidenta se hizo eco de lo que se había cantado en la previa, se subió al mensaje del "vamos a volver" para arengar y también le habló a la dirigencia: a la que le responde y a la que quiere desafiarla.
Algunos dirigentes hablaban de "el día después de mañana", en alusión al incierto panoramaperonista que se resume en una pregunta que enunció un intendente a este medio: "La condena a CFK ¿es el fin o el comienzo de una etapa?".
Detrás del escenario, compartieron espacio Sergio Massa y Axel Kicillof, dos de los al menos tres hombres que, en menos de treinta días, tendrán ver si pueden alcanzar un acuerdo en la vital provincia de Buenos Aires.
Máximo Kirchner, a quien se lo vio marchar junto a sus compañeros de La Cámpora, encarna la visión más cristinista de la política local y algunos dirigentes cercanos a él lo imaginan como candidato para poner la "K" en el tope de una boleta. Ese plan podría chocar de lleno con otros sectores del peronismo que, si bien han puesto la interna en pausa, no tienen buena sintonía con el diputado nacional.
Entrada la noche, Máximo brindó una entrevista televisiva y señaló que el desafío electoral del peronismo es que "vuelva a votar el 70, el 75 por ciento" del padrón y después lograr que esa gente vote a sus candidatos.
"La tarea, ahora es preparar para que el próximo argentino que tenga el honor de ser elegido por el pueblo, se encuentre con una parte de ese camino hecho", dijo y arremetió: "Cuando uno tiene conducción está siempre preparado para asumir los roles que haya. Igual tenemos compañeros o compañeros que pueden llevar una candidatura mejor que uno".
Axel Kicillof, mientras tanto, se movilizó desde un lugar bien distante al departamento dónde está alojada Cristina. El gobernador no ocultó su rechazo a la condena, pero ya no habla como un apéndice de otros dirigentes, sino como conductor de su propio espacio, el Movimiento Derecho al Futuro. En La Plata, por ejemplo, no buscan "listas de unidad", sino "listas conjuntas". Algo más que la semántica está en juego.
En tanto, el exministro de Economía construye, desde hace años, el Frente Renovador. Ayer por la tarde, Massa marchó y publicó en las redes sociales un mensaje breve: "Donde hay que estar". Pero ese espacio tiene sus propias aspiraciones: algunos de dirigentes ya le habían pedido a Massa que "jugara" en las próximas elecciones.
Más allá de esos nombres propios, en la Plaza se hizo notoria la ausencia de la CGT. Hay viejas heridas abiertas en los líderes del movimiento obrero, quienes no aceptan participar -bajo ninguna circunstancia- en nada del universo "K", aunque eso les sea devuelto con gestos de repudio como los que se escucharon ayer por la tarde.
Otro tanto queda para gobernadores que tienen buena sintonía con el gobierno de Javier Milei y que aspiran a ser invisibles en estos días.
Cristina pidió a los reunidos en el lugar que vio nacer al peronismo que "que junten fuerza con fuerza, brazo con brazo". Resta ver cuánto queda de ese mensaje de unidad cuando se empiecen a negociar las candidaturas.