

No quería morirse sin abrazar a su nieto, el hijo de su hija Laura, nacido probablemente en el Hospital Militar el 26 de junio del año 1978. Ahora Estela Barnes de Carlotto sólo espera un simple llamado de parte de Guido Montoya Carlotto, inscripto con el nombre de Ignacio Hurban, para cumplir el sueño completo. Su búsqueda personal no la institucional que prometió continuar como siempre terminó ayer en el despacho de la jueza María Romilda Servini de Cubría, la encargada de seguir la investigación y darle la noticia. Desde allí mismo se filtró la información que llegó a conmover a la propia magistrada y a su equipo. Incluso fue la jueza quien rompió un código de la organización y reveló el nombre del joven en varias entrevistas, un hecho inédito. Carlotto en cambio pidió respeto por los tiempos del joven que debe asumir ahora toda su historia y dar el próximo paso para conocer personalmente a su familia de sangre.
El contacto con el nuevo hijo-nieto encontrado, el número 114, siguió en cambio las vías formales. La titular de la Comisión Nacional para el Derecho a la Identidad llamó por teléfono al joven de 36 años que vive en Olavarria, es músico, está casado y no tiene hijos. Sos hijo de desaparecidos, confirmó en la línea la funcionaria y continuó: Sos el nieto de Estela Carlotto. Del otro lado le respondió un uh en forma de exclamación por la dimensión de la noticia y porque, además, quien se lo transmitía era no solo quien dirige la CoNaDi sino su propia tía Claudia Carlotto. Mientras tanto Estela Carlotto recibía el llamado de la Presidenta de la Nación quien le preguntaba llorando si era cierta la noticia, hablaba con el gobernador Daniel Scioli por la misma razón, se comunicaba con su hijo Guido y dejaba a Claudia el llamado a su otro hijo, Remo Carlotto, quien como diputado nacional participaba de una reunión en el Congreso. Mi hermana gritaba y no le entendía nada, sólo entendí que dijo Guido y algo de que apareció, reconstruía emocionado anoche ante El Cronista.
El encuentro es todo un símbolo. Tras 36 años de búsqueda gran parte de ellos como presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo a Estela Barnes de Carlotto le tocó ser la protagonista de la noticia. Era maestra y ama de casa cuando fue secuestrada su hija Laura en noviembre del año 1977 y el hecho la movilizó hasta ser la dirigente que es hoy. Para encontrarla habló incluso con el general Reynaldo Bignone quien no le dio esperanzas. Es más, nueve meses después le entregaron el cadáver de su hija. Carlotto y su familia se enteraron varios meses después del secuestro que Laura, de 23 años, estaba embarazada, e incluso recibieron mensajes suyos a través de una ex detenida desaparecida cuando fue liberada. Les mandaba a decir que cuando naciera su hijo lo llamaría Guido, como se llamaba su padre, y que si seguía detenida lo enviaría a la Casa Cuna para que la familia lo rescatara.
Pero durante la última dictadura militar según probó y condenó la Justicia en una prolongada investigación de diez años y en un extenso juicio oral y público se instrumentó un plan sistemático de robo de bebés en maternidades clandestinas. La Asociación Abuelas de Plaza de Mayo inició con María IsabelChicha Mariani y otras abuelas la búsqueda de los niños. Hasta ayer habían sido encontrados 113, unos pocos nonatos porque sus madres fueron asesinadas antes de parir.
Estela contó que Laura en el cautiverio dijo: Mi mamá no les va a perdonar a los milicos lo que me están haciendo. Y los va a perseguir mientras tenga vida. Lo cual significaba que me conocía más que yo misma porque yo no era mujer heroica. Ayer, hasta los autos que pasaban le tocaban bocina, los nietos lloraban. Muchos periodistas, también.














