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"Restaurar la estabilidad macroeconómica e impulsar el crecimiento requerirá políticas cuidadosamente elaboradas que ayuden a mitigar el descontento social", advierte el último análisis del FMI tras la actualización de proyecciones económicas globales. Habla de la economía latinoamericana pero la Argentina no escapa al cuadro, aunque impulsar el crecimiento aparece como una contradicción con las recomendaciones del staff de desacelerar la demanda.

Después de la mejora de la actividad el año pasado, "a pesar de los impactos de la invasión rusa de Ucrania y la suba de las tasas de interés a nivel mundial", para este año se prevé una desaceleración de la economía mundial. Para Argentina el FMI confirmó en 2% de la proyección anterior.

El Fondo ve un retroceso de la inflación del 8,8% al 6,6% entre 2022 y 2023. En el caso de la Argentina, en conferencia de prensa el economista Pierre Olivier Gourinchas indicó que el país debería seguir trabajando para cumplir las metas como forma de sostener la desaceleración de la inflación. Fue una suerte de respuesta a la presión por "revisar el cumplimiento de las metas", según que puso sobre la mesa el diputado Máximo Kirchner.

Entre los informes que miran los inversores, la calificadora Moody's advirtió en un análisis sobre la infraestructura en la región que "las elecciones presidenciales de octubre de 2023 retrasarán aún más la recuperación de costos de las empresas de servicios públicos, ya que la inflación se mantiene en torno al 85%".

Pese a la segmentación de tarifas y con aumentos que están por debajo de lo que las empresas marcaban como punto de equilibrio, Moody's agrega que "la habilidad del Gobierno para sostener subsidios resentirá a los productores de energía", mientras que el acuerdo con el FMI pauta la reducción gradual de subsidios.

Por su parte Fitch consideró que es probable que "alcanzar el objetivo del 1,9% para 2023 dependa nuevamente de los efectos de la inflación y de medidas improvisadas en lugar de reformas estructurales. Estas últimas, admite, "serán particularmente difíciles en un año electoral".

En términos de la presión por la deuda en pesos, la calificadora agrega que "el BCRA podría verse sometido a una presión aún mayor para apoyar financieramente al gobierno". Con los vencimientos concentrados antes de las elecciones, sostienen que "las tensiones de financiamiento que aumentan los riesgos y los incentivos para que el soberano no cumpla o vuelva a perfilar los pagos de los bonos, o los canjee en un contexto de mayor dificultad.

Consumo en baja y tensión social

En cuanto al humor social, el Fondo advierte que "la creación de empleo y el gasto de los consumidores en bienes y servicios se están desacelerando, y la confianza de los consumidores y las empresas se está debilitando", también como escenario general en la región.

Y cita como un riesgo común es la desaceleración de los socios comerciales, en particular Estados Unidos y la zona del euro. Las condiciones financieras más estrictas de lo previsto y la guerra de Rusia en Ucrania continúan dominando.

Que la inflación vuelva a estar en línea con los objetivos de los bancos centrales puede ser un proceso prolongado, advierte el FMI. Para la Argentina, mantuvo el 60% de inflación que prevé el Presupuesto pero los cálculos privados promedian el 90% para este 2023.

El proceso de desinflación está "sujeto a riesgos, incluido el aumento de las presiones salariales", enfatizó el organismo. En la Argentina el condimento del año electoral traerá una vez más el intento de que los salarios logren acercarse a la inflación luego de un 2022 con nuevas pérdidas.