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"Después de ver que el Presidente pisó 12 veces el suelo de Estados Unidos y nunca fue a China, hace falta un gesto de cariño para que se abran los mercados para la Argentina".

La expresión de uno de los principales nexos entre las empresas del gigante asiático con nuestro país resume el punto en el que se encuentra el vínculo bilateral en este momento de la administración de Javier Milei.

Luego de hacer fuerte acusaciones al gobierno chino por "comunista" y "asesino" durante la campaña que lo llevó a la Casa Rosada, el jefe de Estado dijo en varias entrevistas que "aprendió" y cambió su forma de relacionarse con una de las principales potencias del mundo hasta el otro extremo: "Los chinos no piden nada", empezó a decir. No era tan así.

Hasta ahora, mientras el Gobierno enfatiza que su política exterior se centra en los vínculos con Estados Unidos e Israel, China está consiguiendo inundar el mercado argentino de todo tipo de bienes mientras abre poco y nada la billetera para financiar inversiones y menos el mercado para exportaciones que están en gateras desde hace años.

En los primeros seis meses del año, las importaciones de China treparon hasta los US$ 8.297 millones, un 79,4% más que hace un año. Los bienes de capital saltan 95,4%, los bienes intermedios, un 32,5% y los bienes de consumo se disparan un 152%.

"Los argentinos están yendo a China a comprarse todo", explican en el rubro de la importación desde Asia. Como publicó este medio, en la Feria de Cantón que se hizo en abril la asistencia de argentinos saltó un 90% desde la que se había hecho en octubre. "Las pymes consideran un pecado no ir a traer maquinarias con este estado de situación", agregan.

La liberalización del comercio exterior, con fuerte reducción de barreras a la importación, y el fin del cepo, se combinaron con un tipo de cambio que se movió por debajo del resto de las variables para estimular la invasión desde China, justo en momentos en los que ese país intenta ubicar saldos excedentes tras la guerra comercial con Estados Unidos.

El gobierno chino no se quedó quieto, además. Para potenciar las misiones de compras, el turismo y hasta los viajes de estudios, el 31 de mayo se levantó el requisito de tener visa para viajar por 30 días. Al mismo tiempo, apareció China Airlines con la posibilidad de volar de Buenos Aires a Beijing sin necesidad de hacer trasbordo, con una escala sin bajarse del avión en Nueva Zelanda, lo que acorta el periplo de cerca de 40 horas a un día. Toda una invitación a ir a traerse todo.

Las vueltas de la vida: algunos de los principales importadores de mercadería desde China en el actual boom son nada más y nada menos que los inmigrantes que llegaron en los 90 a poner supermercados pero también bazares que explotaron en los días de los "todos por dos pesos" cuando, como ahora, estaba en auge la llegada de mercadería de China en pleno 1 a 1.

Guang xi

Mientras coloca de manera creciente su producción en el país, por ahora no se aprecia una actitud recíproca de China para los principales mercados de exportación argentina.

Si bien la Aduana negoció que vuelvan a comprar pollo y sus subproductos, hay grandes mercados que esperan poder "salvarse" con el ingreso a ese país. Pero no habrá novedades mientras no haya un gesto político de la Casa Rosada, léase, un viaje oficial que "compense" de alguna manera la cantidad de veces que -tomaron nota- ya fue Milei a los Estados Unidos.

Un ejemplo es el mercado de menudencias y restos de la producción de carne vacuna y porcina. Los grandes frigoríficos hoy paran la producción semanalmente para quemar sobras. Una parte, es cierto, se exporta a África, pero el precio es muy bajo: US$ 0,80 por kilo. El resto va a deshecho.

Esos mismos productos en China se pueden pagar hasta US$ 20 el kilo porque se consumen en restaurantes gourmet de la alta sociedad. "Podría agregar un volumen importante de dólares a la exportación argentina al gigante asiático y de esa manera ayudar a achicar el rojo comercial bilateral", explican en el sector.

Otros segmentos que esperan el avance de negociaciones políticas son los de la producción de ciruelas desecadas y también los frutos secos. Todos rubros en los que la Secretaría de Coordinación Productiva ya estuvo trabajando con el desarrollo de los protocolos correspondientes pero que dependen de que haya un gesto político a China. "Un acto de cariño", explican.

En la filosofía oriental de los negocios se suele enseñar el guanxi, un concepto que se construye a largo plazo con gestos y se traduce como "confianza mutua".

Representantes de Gezhouba y Eling hicieron gestiones por las represas con el gobernador de Santa Cruz, Claudio Vidal.

La inversión desde China tiene otro ritmo. La era del financiamiento de proyectos de infraestructura parece haber quedado atrás, luego de las mil idas y vueltas con las represas hidroeléctricas de Santa Cruz. A los negocios chinos ligados al litio que ya están en marcha, la firma Gangfeng Lithium busca añadir el proyecto Mariana que fue presentado para acogerse a los beneficios del Régimen de Incentivos de Grandes Inversiones (RIGI).

Por otro lado, en Salta esperan que avance el holding Fufeng con un desembolso de US$ 400 millones para la producción de aceite de maíz, pero todavía no hay definiciones.

En otros sectores, como la industria automotriz, la Argentina aparece más como un mercado para abastecer vía oficinas comerciales que como un faro productivo. La firma Beyond Your Dreams (BYD) había hecho un estudio para instalarse en el país allá por 2018. Pero finalmente acaba de desembarcar en Brasil en una vieja planta de Ford y desde allí venderá en la Argentina. Ya hizo acuerdos con 30 concesionarias para abrir en los próximos meses.