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La Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (A+D+I), anunció la finalización de las convocatorias para los proyectos de investigación en Ciencia y Tecnológica (PICT) y reorientarlos a “financiar proyectos Startup”. Qué consecuencias trae al sector.

Según un comunicado que publicó la Agencia, que responde al gobierno nacional, se cerró definitivamente las convocatorias de investigación científica que respondían al organismo.

Los PICT, eran programas de fondos para investigaciones exitosas como la vacuna argentina contra el COVID Arvac y los proyectos del trigo resistente a cargo de la investigadora Raquel Chan, de la Universidad Nacional del Litoral.

Según los expertos, el programa que anunció el gobierno ya existe, el financiamiento privado de iniciativas del CONICET a través de Startups. Lo que se detiene es el financiamiento a investigación de interés público, cómo el desarrollo de vacunas o tratamientos.

La exdirectora de FONCyT, Marisa Censabella, indicó a este medio que los trabajos de características como los que realiza Bioceres no serían posible sin el otorgamiento de subsidios por el programa de PICT.

“(La doctora Chan) tuvo como 10 PICT en toda su vida. De hecho, el directorio anterior le adjudicó uno nuevo para un proyecto y la presidenta actual no lo aprueba porque no la dejan”, afirmó Censabella.

Censabella explicó que la Agencia I+D+ies el único organismo que sostiene regularmente la producción de conocimiento científico y tecnológico y a través de sus programas apoya el desarrollo científico público y privado.

La parte legal

La falta de un presupuesto actualizado es clave para entender la problemática, la discrecionalidad de las transferencias culminó en becas atrasadas y la prórroga de los proyectos PIC paralizaron el sector.

La última decisión del Ejecutivo traería aparejada un golpe de gracia a una situación ya límite. “Son miles proyectos los que se han cancelado”, explicó Censabella en diálogo con El Cronista.

Desde la Red de Autoridades de Institutos de Ciencia y Tecnología (Raicyt), indicaron que están ya en una disputa judicial con la Agencia desde el año pasado. Porque no sólo se detuvo el financiamiento a los proyectos PICT, sino que el financiamiento otorgado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) fue utilizado por el gobierno, pero no para funciones científicas.

“El BID financia la investigación científica en Argentina, con una serie de créditos internacionales a tasas bajísimas. No se puede utilizar ese dinero para otra cosa, ingresó dinero al principio del gobierno de Milei (pedido por el dinero anterior) y al menos en su totalidad no se ejecutó”, contó a este medio Eduardo Barrio, miembro de RAicyt.

Barrio indicó que el gobierno admitió haber usado los créditos del BID, sin aclarar para qué.

En este sentido, desde el sector indicaron que legalmente el Ejecutivo tiene la obligación de financiar con un porcentaje del PBI los desarrollos científicos, algo que se viene incumpliendo sistemáticamente y que por lo tanto será parte de la demanda que el sector presentaría contra el Ejecutivo.

Son más de 1500 proyectos que sostenían la investigación del CONICET, y aproximadamente 500 millones de dólares de inversión por año.

“El gobierno no cumple la ley, no utiliza el porcentaje del PBI para financiar, la ley esta vigente”, indicaron desde RaCyT.

Entre las principales consecuencias del desfinanciamiento que marcan los expertos están: la fuga de cerebros, la caída en investigación propia que repercutiría en la dependencia externa y el fin de proyectos privados que se nutrían de los profesionales formados en organismos públicos.

El CONICET ha impulsado en los últimos años un entramado de Empresas de Base Tecnológica (EBT) que nacen de la investigación pública y buscan transformar conocimiento en innovación aplicada.

Estas compañías, fundadas por investigadores e investigadoras, articulan con el sector privado para generar productos y servicios intensivos en conocimiento, crear empleo altamente calificado y potenciar la inversión en ciencia y tecnología.

Entre las más destacadas se encuentran Y-TEC, alianza con YPF que lidera el desarrollo de tecnologías para la industria energética; LA.TE. ANDES, especializada en geocronología y termocronología aplicada a petróleo, minería y geotermia; y varias biotecnológicas que marcaron hitos durante la pandemia, como Bamboo Biotech, que desarrolló el primer test serológico local para COVID-19, y Chemtest Argentina, referente en kits de diagnóstico de infecciones humanas y animales. También sobresalen proyectos de salud avanzada como Biocódices, dedicada a la genómica médica de precisión, y Bitgenia, pionera en medicina personalizada en Latinoamérica.