En el marco de la COP30 se realizó el panel “Diálogo Socio-Ambiental por la Paz: Adaptación y Transición Justa”, un espacio que reunió a representantes de la Iglesia Católica, el sector privado, especialistas en ecología integral y delegaciones de comunidades locales para discutir los desafíos actuales y la necesidad de fortalecer la escucha entre actores históricamente desconectados.

En la cumbre que se desarrolla del 10 al 21 de noviembre en Belém do Pará, Brasil -en plena Amazonía y a una década de la encíclica Laudato Si’- vuelve a sentirse con fuerza el mensaje moral del Papa Francisco que influyó de manera decisiva en el Acuerdo de París para financiar, ejecutar y gobernar una transición energética que sea ambientalmente sostenible y socialmente justa.

El encuentro contó con una mesa diversa de la que particparon el cardenal Leonardo Steiner, arzobispo de Manaus y figura clave del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM); Eduardo Agosta, especialista en ecología integral y colaborador en temas ambientales del Papa Francisco; Emilce Cuda, secretaria de la Pontificia Comisión para América Latina; el economista brasileño Juliano Assunção (PUC-Rio); el empresario argentino José Luis Manzano, fundador de Integra Capital; Ana Cabral, cofundadora de Sigma Lithium y Patricio Lombardi, director de la Fundación de Justicia en Mercados Ambientales, quién coordinó la actividad.

Desde el comienzo, el panel se propuso mostrar algo poco habitual para un evento climático global: el diálogo entre actores muy distintos, pero Lombardi no dudó en destacar “la enorme influencia moral que tuvo Laudato Si’" tanto en el Acuerdo de París como en la COP de Belén.

Lombardi, antes del rol de director de la fundación que organizó el panel, supo ser ministro de Ambiente de la provincia de Misiones y, además, encabezó la ONG R-21 junto al músico y baterista de Soda Stereo, Charly Alberti.

En diálogo con este medio, explicó que su objetivo fue “sentar en la misma mesa a quienes nunca se sientan juntos”. A saber, cardenales, científicos, empresarios y comunidades. “Antes estos temas no se hablaban y estos actores no se escuchaban. Hoy estamos empezando a construir un camino nuevo. No es sólo diálogo; es un diálogo con escucha real”, señaló.

A lo largo del encuentro, la Iglesia tuvo un rol central. No sólo por la presencia de Steiner y los referentes continentales, sino también por la insistencia en el concepto de “ecología integral”, que conecta la salud del planeta con la salud humana.

Una parte importante del debate giró en torno a los minerales críticos, insumo indispensable para la transición energética global.

Lombardi destacó que la presencia de compañías del sector no fue casual: “Para descarbonizar la atmósfera y reducir la dependencia del petróleo y el gas, se necesitan minerales críticos. Y para avanzar en esa transición hay que sentar a la mesa a quienes los producen. Lo importante es que estos empresarios estén dispuestos a hacerlo con responsabilidad y con las comunidades involucradas”, afirmó.

En ese punto, la participación del argentino José Luis Manzano fue subrayada por los organizadores. Su rol como inversor en energía y recursos naturales lo colocó como un puente entre el sector privado y las demandas socioambientales.

A Manzano lo invitamos porque sabemos que tiene un compromiso real, no cosmético”, explicaron desde la organización. Lombardi añadió un matiz personal: “Manzano es médico. Y los médicos entienden que si el planeta está enfermo, nosotros también”.

Los representantes de las comunidades también tuvieron un rol visible. Delegados del Gran Chaco Americano y de pueblos originarios participaron del panel y del intercambio posterior.

Según Lombardi, su presencia es indispensable para avanzar con los desarrollos productivos: “Es imposible llevar adelante un proyecto minero serio en el siglo XXI sin sentar a la mesa a las comunidades. Antes ni los llamaban”.

Otro elemento destacado fue la presencia de delegaciones provinciales argentinas, en línea con una tendencia que se observa desde hace años: las iniciativas climáticas suelen nacer “de abajo hacia arriba”.

Ministros y representantes de provincias como Córdoba, Santa Fe, Jujuy, Misiones y Chaco asistieron al panel y mantuvieron reuniones paralelas con empresas, ONG y organismos multilaterales.

En este escenario, el papel del UN Climate Change Global Innovation Hub también fue relevante. Bajo su paraguas institucional se desarrolló el panel, lo que permitió integrar actores heterogéneos bajo una metodología orientada a generar soluciones innovadoras y alianzas poco tradicionales.

“Es una parte de Naciones Unidas más flexible, más moderna, con la que trabajamos muy bien”, resumió Lombardi.

El panel también dejó espacio para discutir las tensiones actuales en torno al mercado de carbono, especialmente en un contexto donde muchos empresarios acuden a la COP en busca de oportunidades económicas asociadas al artículo 6 del Acuerdo de París.

Lombardi planteó una posición distinta: “Nosotros somos especialistas en el artículo 12, el que habla de educar, crear capacidad, comunicar y amplificar. No se trata sólo de mercado; se trata de conciencia”.

Uno de los momentos más comentados fue la mención explícita a que el diálogo socioambiental es un camino incipiente pero irreversible. “Antes estos actores vivían en compartimentos estancos. Hoy, aunque sean diez de cada cien, empieza a haber empresarios que entienden que el futuro debe construirse con escucha y responsabilidad”, reflexionó Lombardi.

La propuesta de una “transición justa” atravesó, de hecho, todas las intervenciones, con énfasis en la necesidad de que los beneficios y los riesgos se repartan equitativamente. El debate dejó clara una conclusión: en la COP30, el tema ambiental ya no se discute sólo en términos de emisiones o tecnología, sino también en términos de gobernanza, derechos, territorio y cultura.

En un mundo en el que la crisis ecológica se profundiza y la política suele llegar tarde, los organizadores apostaron a un enfoque multidimensional.

Hacia el cierre, el panel hizo un llamado a fortalecer la cooperación intercontinental, subrayando que los impactos del cambio climático atraviesan fronteras y que la Amazonía —sede de esta COP— es un punto crítico para la estabilidad ambiental del planeta.

Para Lombardi, el mayor logro fue que el panel haya logrado “poner todos los temas arriba de la mesa, sin esconder nada bajo la alfombra”.

La COP30 continuará durante los próximos días con negociaciones sobre financiamiento, transición energética y mecanismos de adaptación.