La multitud que colmaba la 9 de Julio y Belgrano en el "Cabildo Abierto", cansada de esperar, demandó una respuesta en ese momento. "Compañeros, no renuncio a mi puesto de lucha, renuncio a los honores", fue la aclaración de Evita en 1951, desestimando ser la Vice de Juan Domingo Perón, que entró en la Historia. Ayer, en un nuevo aniversario de su nacimiento, cuando hubiera cumplido 96 años, Cristina Fernández de Kirchner no la mencionó pero, de alguna forma, la recordó al reclamar "un baño de humildad" al amplio abanico de precandidatos K para que disminuyan sus pretensiones electorales. Justo un día antes del Congreso del PJ nacional que se reunirá en Parque Norte para atar su suerte (y su sello) al FpV.


"A la fuerza política quiero pedirle un baño de humildad", clamó la Presidenta, anticipando lo que tarde o temprano, a pesar de negar hace poco "favoritismos" electorales, se veía venir: que puliría la interna K. "Es bueno y legítimo querer ser presidente y gobernador. Y uno puede llegar a pensar también que uno es el más capacitado para esa función, pero no olviden que el resto de la sociedad tiene que creer que es el más capacitado", explicó.


En una arenga 100% de campaña, promesa cumplida tras su reunión con los gobernadores del PJ, a su lado la escuchaba el anfitrión, el reasumido Jorge Milton Capitanich. No fue casual el discurso junto al ex jefe de Gabinete, que dejó en la Casa Rosada el traje de "presidenciable" para, a falta de re-re, aspirar a la intendencia de Resistencia. "(Capitanich) sería un buen ejemplo puertas afuera y puertas adentro", graficó antes de sostener que "no hay cargos menores, hay responsabilidades superiores".


El chaqueño fue la primera baja del G7 presidenciable del PJ, estrategia diagramada el año pasado en Balcarce 50 para mostrar varias hipótesis de continuidad del proyecto y evitar así el Síndrome de Pato Rengo. Con el mismo destino, a Capitanich lo siguieron Julián Domínguez y, anteayer, Aníbal Fernández. El titular de Diputados y el Jefe de Gabinete achicaron la oferta nacional pero ampliaron a niveles insólitos la bonaerense: hoy hay 13 precandidatos a suceder a Daniel Scioli.


Por lo bajo, todos coinciden en limitar el número de opciones K en el cuarto oscuro pero nadie se resigna aún. La mayoría de los posibles receptores del mensaje presidencial continuaron ayer con sus campañas. Domínguez se paseó junto a Patricio Mussi en Cañuelas; Fernando Espinoza se sacó ayer una foto con el conductor Marcelo Tinelli mientras planifica su lanzamiento en La Matanza; y Diego Bossio prometió en Twitter sus políticas como gobernador.


A fuerza de encuestas, el que más se desentendió fue Scioli. En La Plata apuntaron a su archienemigo, Florencio Randazzo, al rememorar su frase de cabecera: "Seré Presidente y si no, a casa". En el ministerio de Transporte deslizaron que Cristina Kichner apuntó a los aún menos favorecidos por los números. "Uno está donde el proyecto lo demande", pareció dejar a disposición presidencial su renunciamiento histórico el entrerriano Sergio Urribarri. Jorge Taiana y Agustín Rossi, que ayer estrenó afiches emparentando a Cristina Kirchner con Evita, se llamaron a silencio.