El legislador porteño Roberto García Moritán es uno de los anotados para dar la pelea por la jefatura de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. En un mano a mano con El Cronista, el referente de Republicanos Unidos habló sobre la reforma constitucional que impulsa. Entre otros ítems, esta propone el arancelamiento de la salud para los no residentes en CABA: ¿cómo sería y qué se haría con lo recaudado?
Además, el empresario pyme y para muchos más conocido como "el marido de Pampita", habló sobre su propuesta para terminar con los piquetes en la Ciudad de Buenos Aires y contó cómo quedó su relación con Ricardo López Murphy luego de que este abandonara su partido para sumarse a las filas de Patricia Bullrich.
También, dio su visión sobre la economía actual y opinó sobre la dolarización, propuesta que promueven, entre otros, el precandidato a presidente Javier Milei, para terminar con la inflación en la Argentina. Por último, consideró que para generar mayor trabajo de calidad en el país alcanza con "eliminar una única variable".
-¿Por qué querés ser jefe de Gobierno porteño?
-Creo que tengo la propuesta más genuina que viene a renovar, a oxigenar y a proponer una forma de hacer política diferente y porque entiendo los problemas de las personas de otra manera que la política no entiende, porque lo viví, porque lo siento, porque soy pyme y sé lo que es sufrir en el día a día la desconexión por parte de los que tomas las decisiones. Y porque creo que merecemos vivir mucho mejor. En la Ciudad se han hecho cosas importantes, se han hecho cosas bien, pero se han hecho cosas desconectadas de una ciudad que puede potenciar sus oportunidades de otra manera.
-¿Por ejemplo?
-Se puede mejorar el orden, a la seguridad. Hay una enorme oportunidad para generar condiciones para que las pymes tengamos una convivencia más tranquila, con menos riesgo, con menos burocracia. A las pymes se le puede simplificar mucho la vida. La Ciudad de Buenos Aires puede ser administrada de forma más eficiente. La referencia que te voy a hacer es poco romántica, pero me parece que es precisa: la Ciudad se tiene que administra como si fuera un consorcio, no podés cobrarles a las personas "por las dudas" y después ver en qué gastás. Tenés que entender qué necesitas y después cobrar en relación a eso. Eso también puede generarte un vínculo más transparente, más sincero, más directo con los porteños. Me parece que ya hay un cansancio, por no poder disfrutar de la libertad que implica tener más rentabilidad, más tiempo para transitar, más tiempo para uno sin tener que hacer tanto trámite.
- ¿Como empresario pyme, qué cosas creés que podrían facilitarte el Gobierno porteño?
- Hace poco hicimos esta cuenta: dedico, por año, más de 900 horas a trámites. O sea, estoy más de un mes entero por año haciendo trámites. Hay que empezar a pensar en una burocracia al servicio de los ciudadanos y no ciudadano al servicio de la burocracia.
- ¿Qué trámites se podrían facilitar, agilizar o directamente suprimir?
- Todos los trámites se pueden hacer desde el celular y resolver en cinco minutos. Hay ventanillas que se cuadriplican. Yo he presentado muchas veces el mismo trámite, con los mismos datos a cuatro ventanillas diferentes del Estado. El Estado debería ser inteligente y estar conectado. Todavía falta pensar la administración de lo público como una búsqueda de mejorarles el servicio a las personas.
-Hablaste de la "oxigenación" y la "renovación" de la política, y pienso en Javier Milei hablando de "la casta", ¿percibís que hay un hartazgo por parte del ciudadano para con la clase política? ¿A qué se lo atribuís?
-La gente entendió que la política solo le preocupa los problemas de la política y de los políticos. Esto se nota cuando la única manera de resolver los problemas es poniendo más impuestos, más regulaciones, cepos, controles; cuando las soluciones siempre van hacia el lado de la intervención. Estas cosas terminan quitando libertades y las personas lo que quieren no es un Estado más grande y más presente, sino que le den la posibilidad al individuo de sacar su mejor versión, de potenciar al individuo. ¿Cómo lográs que nosotros podamos desarrollarnos de la mejor manera? Dejando de poner en alto a la política, empezar a poner en alto al individuo.
-¿Y cómo evaluás la gestión del PRO y puntualmente de Horacio Rodríguez Larreta?
-Estuvo bien, pero necesita un cambio y para este cambio necesitamos gente que no venga tan condicionada y que su marco de referencia tenga otras visiones. Los que venimos de afuera tenemos una mirada totalmente diferente y entendemos que hay un montón de maneras de hacer las cosas. La Argentina necesita hacer las cosas de otra manera. Y los que venimos del sector privado tenemos algunas particularidades, sobre todo las pymes.
-¿Por ejemplo?
-La gran diferencia es que nosotros estamos acostumbrados a resolver problemas. Si no los resolvemos, desaparecemos. Es una condición que el que trabaja en el sector público no la tiene incorporada porque cree que el dinero de los contribuyentes es infinito, no lo vincula al esfuerzo del laburante, lo vincula a una caja. Segundo, entendemos lo que es el sufrir de ese trabajo, de ese esfuerzo, entonces lo vamos a respetar. Cuando vos no entendés lo que significa el sacrificio de la inversión; el esfuerzo y el dolor que significa bajar una persiana y lo que necesita de uno también para volver a levantarla al día siguiente; contratar, despedir, vivir para pagar impuestos, son cosas que tenés que vivirlas para poder sentirlas y entender que el mundo necesita de más empatía, de más cercanía, de respuestas de otras características, de políticos menos protagonistas.
-Desde la jefatura de Gobierno, ¿qué podrías hacer para facilitarles la vida a los empresarios pymes y a la vez incentivarlos a que inviertan y que contraten gente?
-Lo vinculado a la ley laboral definitivamente es un tema nacional, pero es un tema que me preocupa mucho, todas las lógicas de nuestras políticas laborales están puestas en proteger los 6 millones de tipos que están trabajando, con la paradoja que el sueldo no les alcanza para llegar a fin de de mes. O sea, no sabemos bien qué estamos defendiendo. El gran problema no es los 6 millones que estamos defendiendo, sino los 8 millones que siguen en la informalidad, y los 6 millones de personas que no consiguen trabajo. La solución es simple: hay que eliminar una variable, que es la que termina haciéndonos la vida imposible a todos, y que son las multas. Esas multas que hacen que una indemnización razonable se convierta en algo imposible de pagar que pueda hacer quebrar a tu pyme. Eso no termina beneficiando a nadie, más que alimentando a la industria del juicio. Porque no se la lleva ni siquiera el trabajador. Si eliminás las multas, seguís manteniendo los derechos, seguís respetando el convenio colectivo de trabajo, los contratos de trabajo, no te metes con los sindicatos, o sea, podés encontrar un punto de encuentro que no genere conflicto, pero que sí permite quitarse ese cepo al trabajo e integrar un montón de personas que están en la informalidad a un esquema de seguridad jurídica.
Reforma constitucional
-En estos días impulsaste una reforma de la constitución porteña, uno de los ítems apunta a prohibir los piquetes, ¿cómo proponés dejar atrás esa práctica?
-Esto viene a mostrar que la respuesta a los problemas nace de la decisión política de resolverlos. Y que se resuelve vía la reforma de la Constitución de la Ciudad, prohibiendo el corte de calle. Por supuesto que tiene que ir acompañado de otras medidas. Presentamos una propuesta de reforma del protocolo antipiquete, donde actualizamos los valores de las multas del código de contravención, que está totalmente desactualizado. Una multa por romper un monumento histórico puede estar en $ 400, lo pasamos a entre 100.000 y 500.000 unidades fijas, para que los movimientos sociales se hagan cargo de lo que rompen. También ponemos el foco en cómo preparar a nuestras Fuerzas de Seguridad, no solamente dándoles apoyo político, sino equipamientos y preparaciones que son necesarias, incluso hay un paso a paso de cómo resolver y cómo identificar quién es la persona que estaría cometiendo un delito en estos movimientos. Pero lo más importante es entender que hay que empezar a desfinanciar estos movimientos, que están financiados por la política misma, que ha sido socia, que ha usado a estos movimientos como fuerza de choque y que en algún momento, también, ha preferido no meterse en este tipo de problemas y dejarlo crecer.
- ¿Y te preocupa que si gana un gobierno que no sea peronista, hoy Unión por la Patria, aumente el nivel de confiabilidad en las calles?
-Y... va a pasar. Tenemos que ser conscientes que va a pasar por dos motivos. Primero, por un tema cultural. El problema no son los líderes populistas, son las sociedades populistas. Y, el segundo, es que hay una enorme conveniencia porque muchas cosas sigan como están; por eso la política se defiende. Se defiende con mentiras, con operaciones, tirándote piedras. Hay que decidir qué tipo de país queremos ser: ¿somos un país que va a ser rehén de la extorsión, de la violencia, que negocia con terroristas o un país que va a defender la ley, la constitución, al que labura, al que se esfuerza, al que invierte? Siempre se puso un valor el derecho a la protesta, pero se le quitó el derecho al tránsito, al invertir, al producir, al vivir en paz, al circular, al educarse, hemos castigado los valores centrales que necesita una sociedad para poder crecer.
-¿Y qué otros puntos destacarías de esta reforma constitucional que impulsás?
-Que declara servicio público esencial a la educación, para que no pueda hacer paro; los chicos tienen que estar en el aula, no en la calle, no pueden parar un día más. El transporte, la recolección de basura... los servicios públicos esenciales no van a poder parar.
-También se plantea el arancelamiento de la salud para los no residentes en CABA, ¿cómo sería?
-Presentamos dos proyectos. Uno tiene que ver con una cuestión de orden interjurisdiccional: los que vengan de un municipio y se atiendan en la salud pública de la Ciudad, se los va a atender, por supuesto. Pero, después, se le va a pasar una factura al intendente del municipio del cual vengan. Esto, primero, es para defender el dinero de los contribuyentes porteños. Segundo, es para reorientar los incentivos: hay muchos municipios que la plata que está destinada a salud o a educación, se la gastan en campaña o se la afanan o no sé qué hacen. Y esto es porque saben que los vecinos de ese municipio se atienden en la Ciudad de Buenos Aires. Cuando les empieces a pasar la factura y empiecen a entender que la tienen que pagar igual, sin llevarse el beneficio político, la van a empezar a invertir en servicio en su municipio. Esto en el mediano plazo va a traer beneficios en términos del servicio a todos los vecinos, tanto de la Ciudad, porque van a tener turnos. Ahora vos vas a un hospital público, para un clínico, tenés que esperar 6 meses y pagás con tu esfuerzo todos los impuestos. O sea, el servicio es pésimo. Entonces, vas a mejorar los tiempos, las condiciones y las posibilidades de los que quieren ser atendidos en un hospital público.
-¿Y el segundo proyecto?
-Es arancelarles a los extranjeros no residentes de la Ciudad de Buenos Aires. Hay mucho turismo sanitario en la Ciudad.
-¿En este caso haría lo mismo que con el municipio, pero con el país? O sea, ¿se lo cobrarías al país?
-Sí, con el país o la persona; ahí sí le podría cobrar a la persona. Ahora, salvo casos de emergencias, se atienden siempre. ¿Qué se va a hacer con todo eso que se cobre? Mejorarles los sueldos a todo el ecosistema de trabajadores de la salud. Todo lo que se recaude, ya sea por los municipios o por los extranjeros, va a ser para mejorar las condiciones salariales de los enfermeros, de los médicos, de toda la persona de salud.
-Declarar servicio esencial a la educación y transporte, por ejemplo, es algo que también proponen referentes de Juntos por el Cambio. ¿Crees que puede avanzar esta propuesta? ¿Hablaste con los bloques oficialistas?
-El bloque, como está conformado hoy, no va a tener nada que ver con el que va a estar conformado a partir del año que viene. Con lo cual son charlas que, si bien muestran un interés común, y me da el ánimo de que puede prosperar, la Legislatura que viene me asegura eso porque las proporciones van a estar mucho más a favor de las ideas que nosotros proponemos. O sea, no me preocupo para nada. El consenso político va a estar.
López Murphy, dolarización, economía y más
-Te pregunto por Ricardo López Murphy, ¿cómo quedó el vínculo entre ambos después de que él se haya ido del partido?
-Él está haciendo lo suyo, creo que está incorporado ya en el proyecto del PRO de Patricia Bullrich. Nosotros estamos muy metidos en lo nuestro, Republicanos Unidos, armamos una lista compuesta por personas de fuera de la política, que han competido en una interna, se han ganado su lugar a partir de su esfuerzo, y son merecedores de estar donde están. Ese es el equipo con el que me presento en esta elección. Sin políticos, sin estructura, sin gran aparato, pero con un montón de voluntad y compromiso y con ganas de renovar la política. Nosotros somos genuinos, somos de verdad, somos lo que somos.
-¿Cómo sería eso?
-Viste que los políticos se muestran como "iluminados", personas que todo lo pueden y lo vienen a resolver. Bueno, hace 30 años que están y no han resuelto nada, cada vez estamos peor. Nosotros somos diferentes en todos los sentidos. Tenemos otros valores, no rosqueamos, no peleamos por el cargo, sabemos lo que venimos a hacer.
-¿Y tienen algún referente a nivel nacional?
-Nada. Te puedo decir por ahí qué valor rescato de cada uno.
-A ver...
-De Patricia Bullrich la determinación; de Javier Milei la crítica al sistema; de Horacio Rodríguez Larreta la capacidad de labor. Yo creo que nosotros tenemos un poco de esas tres cosas.
-Te llevo al terreno nacional... ¿cómo estás viendo al Gobierno, sobre todo en lo que tiene que ver con tu expertise, que es el manejo de la economía?
-Bueno, están pateando el bochín para tratar de llegar. Toda la política económica está orientada a llegar a agosto. Me preocupa mucho lo que venga. Este es un Gobierno que está acabado, y se van a necesitar reformas importantes, no orientadas al ajuste y a los momentos críticos que muchos creen que en la Argentina va a pasar, sino un tránsito hacia un país que empiece a transmitir confianza, que el mundo lo vea con buenos ojos, en el que los argentinos nos animemos a volver a invertir, donde podamos tener la sensación de que vamos a poder transitar en paz, sin que nos maten por un celular, un clima de cambio de época, donde solamente la sensación de que viene algo mejor afecte al ánimo de forma positiva y esto empieza a convertirse en una espiral positiva que genera mejores condiciones y mejor ánimo para futuras impresiones.
¿Cómo es que se haya elegido a Sergio Massa como ministro de Economía como candidato de la coalición oficialista?
-La rosca es, de alguna manera, la manera de resolver posiciones de poder. O sea, a través de la extorsión de la fuerza. Se explica de esa manera. Hoy, el que más fuerza y más capacidad de daño tiene dentro del oficialismo es Sergio Massa. Se cree que por su capacidad de daño, tiene capacidad de resolverlo. Que renuncie Sergio Massa, por ejemplo, podría ser un desastre. Ahora, eso no significa que Sergio Massa sepa cómo resolver los problemas, eso es lo que ellos van a tratar de instalar, pero la verdad de fondo es que él va a ser el superministro del 150% de inflación anual, que no supo cómo resolverla y que fue a las prácticas de siempre: la emisión monetaria, el control de precios. Es el superministro de las mismas recetas populistas que han usado todos. Él hizo creer que su capacidad de daño era su capacidad de resolver, y eso generó las confianzas que no ofrecían ni Eduardo "Wado" de Pedro, ni Daniel Scioli ni ninguno de los que no tenían esa capacidad de daño.
Se habla mucho de dolarización, ¿crees que esa es la salida para terminar con la inflación?
Hay muchas cosas que hay que hacer antes de dolarizar. Por lo pronto, no tenemos reservas en el Banco Central. Los dólares por ahí están, pero la gente los tiene debajo del colchón, y van a salir cuando el sistema ofrezca garantías. Segundo, si no resolvés el déficit, si no generás superávit durante un tiempo razonable, no vas a tener nunca reservas suficientes como para hacer la conversión. Milei habla de los títulos públicos, que creo que tienen valor relativo, no ofrecen garantías suficientes como para hacer una conversión que nos permita hacer los cambios y vivir de forma razonable durante un tiempo. Y, después, si vos no haces reformas importantes, si vos no reformas tu ley laboral, contratar en Argentina va a ser caro si estás dolarizado; competir y producir algunas cosas en Argentina va a ser caro. Entonces, me parece que hay que hacer un laburo antes, que no quiere decir que sea una mala solución, puede ser que en el fondo, a pesar de todos estos cambios, los argentinos quieran seguir viviendo con el dólar. Yo tengo la ilusión de que en algún momento los argentinos podamos ahorrar en pesos, hay un enorme negocio para la Argentina que los argentinos ahorremos en pesos y que el mundo confíe en nuestra moneda. Porque a fin de cuentas el valor de tu moneda está vinculado a la credibilidad de tu gobierno. Si logramos gobiernos con gente técnica, idónea, inteligente, razonable, de buena imagen, estoy seguro que la credibilidad de nuestra moneda se va a recomponer.