Cuando le preguntaron específicamente a Martin Guzmán si este princpio de acuerdo era avalado por Cristina Fernández de Kirchner, el ministro pateó la pelota afuera, al Congreso.
Es allí donde se cerrará la negociación, una charla con el FMI que generó más rispideces en el mismo Frente de Todos que en una oposición que fue la acudió al Fondo en primer lugar.
Con un prólogo de un cristinismo que intentó minimizar el peligro de un default, con Leopoldo Moreau a la cabeza, desde Honduras la vicepresidenta renovó sus críticas a los organismos de crédito por su rol en América Latina mientras Guzmán ultimaba el entendimiento.
De visita protocolar para la asunción de Xiomara CastroSarmiento, la ex mandataria observó la negociación a la distancia. Hubo un llamado para ponerla al tanto, confiaron desde la comitiva: fue una charla en el hotel, poco antes de las 9 hora local, minutos antes de que se subiera al auto que la trasladaría al Estadio Nacional junto a las demás delegaciones especiales.
Uno de los espectadores fue el senador Adolfo Rodríguez Saá, parte de la comitiva.
Caprichos de la historia: en su paso por la Presidencia, el puntano despertó aplausos en el Congreso al anunciar que no pagaría la deuda externa al cierre del caótico 2001.
Cristina se enteró de la letra chica del acuerdo al mediodía del jueves, ya en la Argentina, cuando todavía se especulaba si el Gobierno pagaría los u$s 730 millones y muy lejos se estaba de pensar en un acuerdo. No dio muestras de su pensamiento. Tampoco ahora, ya en el país.
Hay silencio en su entorno, a la espera de un tuit o una carta. Tampoco, por ahora, hay previsión de que Axel Kicillof, su ex ministro de Economía y actual gobernador, emita alguna declaración.
Toca esperar. Y no será demasiado.