Tiene razón el Kun Agüero, estrella de Manchester City de Inglaterra, al advertir por su cuenta de la red de microblogging Twitter “que en un mundial todos los partidos son difíciles”.

Sin embargo, los combinados que el azar puso en el futuro de la Selección, es decir, Bosnia, Irán y Nigeria brindan la sensación de ser un poco más “accesibles” si se los compara, por ejemplo, con Italia e Inglaterra, a quiénes Uruguay deberá doblegar para meterse una vez más en los octavos de final del torneo.

Pero más allá de los rivales futbolísticos, el sorteo realizado en Costa Do Sauipe fue también generoso por las ventajas extra futbolísticas que otorgaba el Grupo F, sobre todo para la Argentina, que ya había confirmado que su bunker estaría en la ciudad de Belo Horizonte.

Por ejemplo, luego del debut ante Bosnia, en Río de Janeiro, el plantel argentino no deberá volver a trasladarse por varios días ya que el segundo encuentro se jugará en la misma Belo Horizonte y, sobre todo, luego del partido ante Irán ganará horas de descanso, esenciales en este tipo de competencia.

Además, el tercer partido de la fase inicial previsto para el equipo cabeza de serie del Grupo F establecía que debía ir a jugar a Porto Alegre, ciudad también cercana. En las tres ciudades donde jugará Argentina el clima suele ser no tan agobiante como, por ejemplo, Fortaleza o Natal.

De esta forma, el escenario para la Selección con vistas a la fase inicial es inmejorable: tres rivales, en la previa accesibles (ideal para no desgastarse físicamente), traslados ‘cortos’ entre los diferentes partidos y ciudades con un clima amigable y menos extenuante en comparación con la mayoría de las que posee el país vecino.