El reemplazo de las Letras Fiscales de Liquidez por otros títulos del Tesoro ha generado una importante volatilidad en las tasas de interés que primero bajaron fuertemente y luego subieron a niveles muy elevados.

La volatilidad genera costos en la economía y por ello hubiera sido preferible que esta sustitución se hubiera concretado en forma más ordenada. Pero en la medida en que se vuelva a la normalidad en los próximos días el impacto sobre la economía real debería ser mínimo.

Según la información de tasas de interés que publica el BCRA el día 22 de julio la tasa de call en pesos para operaciones de bancos privados fue del 66% anual, cuando en los 30 días previos había promediado la mitad y la tasa pagada por las empresas por adelantos en cuenta corriente de hasta 7 días siguió un patrón similar (86% comparado con 37%).

Sin embargo, las tasas más relevantes para las decisiones de consumo no se modificaron mucho. La Badlar de bancos privados fue 34% el 22 de julio, sólo un par de puntos mayor que el promedio de los 30 días previos y la tasa que se cobra por préstamos personalesfue incluso más baja el día 22 de julio (66%) que en el período anterior.

Banco Central de la República Argentina. (Fuente: archivo)
Banco Central de la República Argentina. (Fuente: archivo)

Esta es una respuesta lógica ante vaivenes fuertes en la liquidez de cortísimo plazo. Tendrán algún problema empresas que deban financiar capital de trabajo en estos días o familias que quizás enfrenten alguna demora en acceder a un préstamo, pero ello no tiene entidad para afectar el consumo o la actividad en forma significativa si se vuelve a la normalidad en los próximos días. Si el mercado descontara que los problemas subsistirán deberían haber reaccionado también fuertemente las tasas a plazos un poco más largos.

Si ha habido algún impacto en el rendimiento de los bonos públicos y ello, además de aumentar el costo de la deuda para el Tesoro puede impactar en algunas decisiones de inversión. Como consecuencia de los recurrentes incumplimientos en el pago de la deuda soberana en la Argentina las empresas privadas muchas veces se han podido endeudar a tasas más bajas que el Tesoro, pero cuando el riesgo país se mantiene elevado o los bonos ajustables por inflación tienen un rendimiento anual real de dos dígitos puede haber algún impacto negativo sobre decisiones de inversión.

Respecto de la evolución del tipo de cambio, desde que se modificara el régimen cambiario el mayorista se ha depreciado casi 17% (equivalente a 4.5% mensual, muy por encima del 1% del crawling peg que regía antes). Al respecto:

1. Con datos hasta mediados de julio no se ha observado una aceleración en la tasa de inflación semanal lo cual sugiere que el traslado de la depreciación a precios es más acotado que en el pasado.

2. Esto ha permitido una depreciación del tipo de cambio real bilateral con el dólar que mide el BCRA de 10.5% entre mediado de abril y el 23 de julio. Ayudado por la depreciación del dólar observada a nivel mundial esto resultó en una depreciación del tipo de cambio real multilateral del 15.1% en ese mismo período. Esta debería ser una buena noticia para los analistas que con alguna razón se preocupaban por la evolución de las cuentas externas de la Argentina.

3. A pesar de la depreciación del peso y la cercanía de las elecciones el Tesoro compró dólares en el mercado lo que sugiere que hay un intento por acercarse a la meta de reservas acordada con el FMI. Es algo paradojal que al mismo tiempo que el Tesoro compre en el spot el BCRA venda futuros, pero quizás ello pueda explicarse por un intento de moderar la volatilidad en un contexto de depreciación "ordenada" del tipo de cambio.

Es difícil estimar el impacto de corto plazo en el nivel de actividad y de consumo de las variables financieras. De hecho, ya se notaba cierta fatiga en el ritmo de recuperación de algunos sectores transables de la economía antes de que se observara esta volatilidad en las tasas de interés de corto plazo.

Pero si ponemos el foco en el mediano plazo hay que prestar más atención al nivel de las tasas reales de interés (tanto para ahorristas como para empresas y Tesoro) y al riesgo país ya que los valores actuales lucen demasiado altos. El riesgo político y la escasa acumulación de reservas internacionales parecen ser factores de peso para explicar por qué no se reducen. Dado el cronograma electoral y el ritmo necesariamente pausado de las compras de dólares en el mercado que pueden llevar adelante los organismos públicos habrá que esperar algunos meses para poder ver si el horizonte luce más despejado.