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Corría el año 1985, siendo un niño voy al kiosco de la esquina de casa a comprar golosinas. De regreso le pregunto a mi viejo porqué los caramelos duplicaron su valor en tan poco tiempo y me contesta: Es la inflación mati. Hace unos días mis hijos me hacen la misma pregunta, obtienen la misma respuesta y siento un déjà vu. Pero lo más loco de todo esto es que mi viejo en su niñez se enfrentó al mismo dilema con mi abuelo, allá en el comienzo de la década del 50´. Tres generaciones completas que crecen y conviven con inflación, ¿Qué locura no?
No pienso aburrirlos con teorías y fórmulas matemáticas, pero si intento buscar elementos que nos ayuden a pensar este grave problema que parece no tener solución. Por lo menos para nosotros, los argentinos. El desafío de esta nota es intentar bajar el tema de lo técnico a lo cotidiano, veremos si lo puedo lograr. Ahí vamos.
¿PORQUÉ TENEMOS INFLACIÓN?
LA EMISIÓN. "La maquinita", como se la conoce popularmente. La impresión de billetes para financiar el déficit fiscal es uno de los principales focos del incendio que debemos apagar. No se puede emitir "en el aire". Me propuse explicarles esto a mis hijos de una manera muy sencilla, jugando al MONOPOLY. En el juego se parte de $1.500 y luego de cada vuelta se les da a cada participante $200. Imprimí el doble de billetes en el juego y luego de cada vuelta les daba $1.500 y $400 a cada jugador. Al cabo de la tercera vuelta la puja por Plaza Park llegó a $800 (cuando su precio original es de $350). Sobraban billetes y el juego se descontroló y los precios escritos en el tablero dejaron de tener sentido. ¿Cómo se resuelve esto?. Ordenando las cuentas del Estado y reduciendo gradualmente el déficit fiscal, que empuja a la emisión. ¿Es fácil? No, por supuesto que no. Está plagado de intereses políticos el tema, pero si no caminamos en ese sentido 5 años seguidos no tenemos chances de resolverlo.
ESTRUCTURA PRODUCTIVA NO DESARROLLADA
Este problema es, en términos médicos, genético. Cuando la economía crece sostenidamente, el consumo se dispara más rápido que la producción y las empresas comienzan a trabajar a "plena capacidad". La Demanda (va a 150km por hora) empieza a presionar a la Oferta (que choca con la capacidad productiva que va a 100km por hora). La disyuntiva para el empresario es ampliar la producción (tomar más personal, ampliar el galpón, comprar más maquinaria, en definitiva, INVERTIR) o en su defecto, aumentar precios. Para invertir no sólo necesita créditos, sino que necesita saber que la "realidad de crecimiento presente es sostenible" y para ello es fundamental saber que dentro de un año el País no pega un banquinazo y rompe todo!!!. Y acá está la verdad de la milanesa, Argentina no logra sostener un plan estratégico de desarrollo porque las urgencias políticas se anteponen siempre a las estrategias económicas de largo plazo. La economía requiere paciencia y trabajo coherente, en un mismo sentido, durante muchos años. Pero la política exige resultados ya, como ese técnico de fútbol que rinde examen cada domingo. Esto que describo lo perciben todos los agentes económicos y adaptan sus planes de inversiones a los cambios constantes de nuestro país. En otras palabras, los empresarios manejan la empresa con un pie en el freno, porque viven con la sensación de que van a chocar en cada esquina.
ESTRUCTURA PRODUCTIVA Y COMERCIAL OLIGOPOLICA Y CONCENTRADA
La conocida historia de los FORMADORES DE PRECIOS. En determinados segmentos de la cadena productiva y comercial nos encontramos con dos o tres productores y oferentes de la producción. En un País como el nuestro, que tiene décadas enteras conviviendo con inflación, esto es combustible a metros del fuego. Los formadores tienen el poder de correr el arco cada vez que uno patea. En este ámbito es necesario estudiar las cadenas productivas y comerciales para impulsar la inversión en sectores estratégicos que permitan, en el largo plazo, resolver parte de este complejo problema. Es necesario garantizar al consumidor y al productor canales de encuentro que rompan los actuales esquemas. Pero hacer este trabajo lleva mucho tiempo y es un camino de pocos amigos que nadie quiere transitar.
ESTRUCTURA DE EXPORTACIONES LIMITADA
La famosa restricción externa. El País crece y demanda insumos y partes componentes importados a mayor velocidad de la que crecen nuestras exportaciones. Se produce un desequilibrio en la balanza comercial porque importamos más de lo que exportamos y nos quedamos sin dólares, forzado una devaluación que produce un tsunami en precios internos. Además hay un trasfondo de precios relativos: Exportamos alimentos e importamos tecnología con mucho valor agregado (se necesitan 2 TN de soja para importar un IPhone) Acá es fundamental hacer un trabajo estratégico intergeneracional para potenciar el perfil exportador de Argentina con valor agregado, pero para ello hay que cambiar la matriz educativa.
PUJA DISTRIBUTIVA
Vos me aumentas yo te aumento. El efecto dominó de la pelea por NO PERDER TERRENO. Supongamos que tenemos $100 en una economía: $20 es de la industria, $20 del comercio, $30 de los servicios y $30 de los salarios, al año siguiente tenemos $150 ($100 + $50 de inflación), en teoría deberíamos tener: $30 de la industria, $30 del comercio, $45 de los servicios y $45 de los salarios... Pero nada de eso ocurre, porque empieza la batalla por "el dinero" y así podemos tener un nuevo equilibrio de $50 para la industria, $40 para el comercio, $40 para los servicios y $20 para los salarios. Acá hay ganadores y perdedores. Para eso, los controles de precios y las paritarias son herramientas útiles para recuperar los equilibrios. Pero no alcanzan sino resolvernos los otros problemas.
EL DESAJUSTE DEL TIPO DE CAMBIO
El crecimiento de precios internos encarece nuestros productos en términos de dólares y abarata los productos importados (sí, una doble Nelson), nos quita competitividad, caen las exportaciones y crecen las importaciones y la balanza turística se torna insostenible porque es un regalo irse a Brasil de vacaciones!!!. Consecuencia, hay que devaluar con un nuevo reguero de pólvora en precios. Entendemos que la competitividad se resuelve cortando camino y no haciendo obras de infraestructura que bajen los costos operativos.
CULTURA DE EXPECTATIVAS INFLACIONARIAS ARRAIGADA
Este problema es sólo nuestro. Nuestro y de los países como el nuestro. Países que viven décadas enteras con inflación de dos dígitos y que han vivido algún que otro fenómeno hiperinflacionario. Al inicio de la nota dejé en claro que mi abuelo, mi padre, yo y mis hijos nacimos y crecimos con inflación. Es la regla y no la excepción, por lo tanto, las expectativas inflacionarias juegan en Argentina un rol excluyente. A tal punto que cuando los guarismos del IPC pasan el 40% el comerciante e industrial no define sus precios por costos + rentabilidad, sino que lo hace por precio estimado de reposición, porque ya sabe lo que significa no recomprar el stock vendido (pago $50 de costo, vendo a $100 y voy a reponer el mismo producto en $110, inviable). Ni hablar cuando tenemos 8 tipos de dólares y una brecha al 100%.
En síntesis y para no extenderme más, todos estos pilares constituyen un conjunto de factores interrelacionados (porque la economía es una ciencia de interrelación de factores). La inflación es un fenómeno que puede tener múltiples causas con mayor o menor peso específico cada una, que lamentablemente interactúan una con otras en una retroalimentación constante y nuestro problema real es que siempre, en todos los casos, la abordamos sin un plan estratégico ordenado atacando todas las causas al mismo tiempo. Bajamos la emisión, pero tomamos deuda para mantener el mismo déficit, subimos la tasa de interés pero emitimos a tres manos, controlamos precios pero no trabajamos en resolver los problemas de fondo vinculados a la infraestructura productiva y comercial, devaluamos para exportar más y no buscamos estrategias sostenibles para desarrollar nuestras exportaciones con valor agregado. Sube la inflación y devaluamos a menor ritmo, usando el dólar como ancla de precios para luego ajustar todo el atraso cambiario de un saque. Todo lo que hacemos es darle una aspirina al paciente con fiebre y cuando esta baja, sacamos una foto de los resultados obtenidos y hacemos un cuadro. Porque es más importante la foto, que la secuencia.
Nuestro problema con la inflación es que nunca caminamos en un mismo sentido, el tiempo necesario, para resolver todos los problemas de fondo al mismo tiempo. Para ello hay que trabajar durante mucho tiempo sin ver los verdaderos resultados tangibles y como siempre ocurre, eso va en contra de las urgencias del corto plazo.