La empresa Whirlpool en la Argentina anunció la semana pasada el cierre de su planta ubicada en el Parque Industrial de Fátima tras la inauguración del predio en 2022. Desde la firma destacaron que realizaron esfuerzos para ser más competitivos pero que pesaron en la decisión “factores internos y externos”. Inmediatamente se politizó la noticia para embestir contra la política económica actual.
¿Qué hay detrás del caso Whirpool? Constatino Hevia, director del Departamento de Economía de la Universidad Di Tella, le puso números y análisis al tema. En la red social X destacó, respecto a la pérdida de competitividad con Brasil, que el tipo de cambio real -multilateral o bilateral- con Brasil está en el mismo nivel de 2022, cuando se construyó la planta. Hay que tachar de la discusión entonces todo lo relacionado con el valor del dólar.
Respecto de la baja de aranceles del 35% al 20% sobre los lavarropas, Hevia señaló que “debería afectar sólo a los 100.000 lavarropas que tenían pensado vender en el mercado interno. En mi opinión, si un plan de negocios no soporta una caída de aranceles moderada, no estuvo bien pensado”. Concreto. Otro variante a tachar.
Puede ser que la empresa contempló salarios en dólares sumamente bajos en el 2022 y que seguirían bajos por varios años. También que no iba a tener competencia y que iban a mantenerse todas las trabas para arancelarias de entonces para frenar importaciones que hacían que la protección efectiva fuera mucho más alta que el 35% arriba mencionado. Pero como sostiene Hevia, si para que la planta se mantenga operativa debe la Argentina tener salarios en dólares bajos, sin competencia y trabas paraarancelarias, “ese no es un país en el que querríamos vivir”.
El caso Whirpool sí pone de manifiesto la necesidad de que, como en cualquier economía emergente o desarrollada, los trabajadores de una empresa que cierra encuentren rápidamente trabajo en otra. La modernización laboral y la reforma impositiva son claves y por ello la necesidad de un rápido tratamiento y aprobación.
¿Tomarán nota los legisladores sobre la relevancia y urgencia de estas reformas? Otro caso que tomó notoriedad la semana pasada fue el del empleado de Piegari que logró un embargo en primera instancia en la justicia laboral por casi $ 200 millones. Para el Guinness de los récords. Creaciones argentinas como la “doble indemnización”, la actualización de los juicios y la prohibición de despidos todo lo pueden.
El problema es el de siempre: por querer proteger a los que están adentro, se perjudican los que están fuera. Así transita el mercado laboral argentino desde hace 70 años. Florece empleo en negro. ¿Cambiaremos?