El Presidente y la Vicepresidenta del Bloque oficialista dicen que no se puede realizar una sesión presencial en el Senado porque eso quebrantaría las premisas básicas del distanciamiento social obligatorio generando un serio riesgo para la salud de los senadores y senadoras. Traducción: Cristina Fernández de Kirchner no quiere que el Senado funcione y al Presidente de la Nación le conviene. A quienes no les conviene es al pueblo argentino y a nuestra democracia.
Solicitarle al Poder Judicial una declaración de certeza para validar legalmente la posibilidad de sesionar es, además de una estrategia para ganar tiempo, rifar soberanía parlamentaria. Además los argumentos empleados por los senadores oficialistas no resisten el más mínimo análisis. ¿O acaso no hay senadores de menos de 65 años de edad? Cualquiera puede ver por la televisión al propio Ministro de Salud de la Nación que se la pasa trabajando denodadamente de 0 a 24.
El Congreso de la Nación, mal que les pese a los que les encanta y disfrutan de la concentración del poder, es una institución esencial de la democracia. Y como tal debe brindar su servicio con los resguardos que hagan falta pero con la mayor normalidad. ¿Si un cajero de supermercado, un enfermero, un gendarme o un playero de estación de servicio es considerado “trabajador esencial , cómo no van a serlo los legisladores de la Nación?
Le pregunto a Cristina Fernández de Kirchner si le parece bien que mientras millones de personas están en sus casas cumpliendo la cuarentena, preocupados por llegar a fin de mes y por pagar servicios e impuestos, se decida soltar a 5000 presos para que vuelvan a sus casas (incluido, por supuesto, Amado Boudou).
Le pregunto también qué hubiera hecho su adorado Manuel Belgrano frente a una situación así. ¿Estaría poniéndole el pecho a las balas o guardado en su casa?
Me parece que llegó la hora de decir con todas las letras que el abuso de poder tiene que parar. Que para el Ministerio de la Verdad ya tenemos al de George Orwell y que no precisamos que desde la cartera de Seguridad anden espiando en las redes.
Nos están sometiendo a una democracia recortada y con bozal; a una democracia renga y confinada.
Una cosa es prestar apoyo a medidas sanitarias iniciales que seguimos pensando que fueron oportunas y otra muy distinta es dejar que le bajen la persiana al Congreso con total desparpajo autoritario.
A esta pandemia la curamos con más democracia, nunca con menos.
Queremos sesionar Ya.
(*) Senador Nacional por Tierra del Fuego