Recuperar el dinero, una misión entre el bien común, el oportunismo y la realidad

La decisión del Gobierno de firmar un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) con el objetivo de recuperar el dinero proveniente de la corrupción, el narcotráfico, la trata de personas y el crimen organizado, divide aguas entre el oficialismo y la oposición por el marco legal, y entre el deseo cinematográfico de una sociedad y la realidad se conseguir los bienes mal habidos.

¿Dónde está el dinero? Se pregunta una sociedad deseosa de decomisar hasta el último centavo y repartirlo entre los que más lo necesitan. La respuesta es que más allá de las buenas intenciones y de estar cansado de un proyecto de ley que sigue cajoneado en el Congreso, hay un claro oportunismo oficial. Pero por una o por otra razón, encontrar todo el dinero es mucho más complejo de lo que parece. El principal problema es el dinero que no deja huellas por tratarse de transferencias que no están blanqueadas. Mucho más fácil es llegar hasta bienes que se convirtieron en aviones, barcos o mansiones.

"Los criminales tienen que devolver hasta el último bien que se llevaron ilegítimamente. Que sepan que hoy en la Argentina el que las hace, las paga", dijo ayer el presidente Mauricio Macri al hacer el anuncio en el Salón Blanco de la Casa Rosada.

En el Gobierno calculan que se pueden recuperar cerca de $ 20.000 millones en bienes que son los que hoy están sometidos a medidas cautelares por las causas arriba citadas.

En el oficialismo creen que ese dinero que hoy custodia o administra el Estado se podría destinar a diferentes políticas públicas. Sin embargo, para los expertos el dinero de la corrupción y del narcotráfico es mucho mayor al esti mado y si se recupera la mitad el Gobierno debería sentirse satisfecho. Algo es algo, no es todo.

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