Presidente de equipo chico

El futuro del fútbol argentino a la luz del posible desembarco de Alberto Fernández en la Casa Rosada. ¿Vuelve el Fútbol Para Todos?

Si finalmente en octubre se confirman los resultados electorales de las recientes primarias, en las que Alberto Fernández se impuso con más del 47% de los votos, por primera vez desde el retorno de la democracia un dirigente que es confeso hincha de un club chico, de barrio de clase media porteña, desembarcará en el sillón presidencial. Salvo por Cristina Kirchner, quien alguna vez contó sus simpatías por Gimnasia de La Plata aunque nunca mostró gusto personal por el fútbol, o el caso de Eduardo Duhalde, que pese a su fanatismo por Banfield gobernó apenas un año y con el desafío absoluto que imponía la crisis social y económica, los presidentes de los últimos 35 años se identificaron siempre con alguno de los llamados clubes grandes, despertando en mayor o menor medida diversas suspicacias sobre el favoritismo del poder político de turno hacia esas instituciones. Quizás el ejemplo de Mauricio Macri sea el más paradigmático de todos: es que justamente su gestión al frente de los destinos de Boca Juniors fue el gran trampolín para su posterior incursión en la arena política grande.

Pese al gusto de su padre y que con apenas 8 años era poseedor de un palco en la Bombonera, el barrio y los amigos del colegio pudieron más en la definición futbolera del candidato del Frente de Todos, que se convirtió en fanático de Argentinos Juniors. Admirador de Juan Román Riquelme y asiduo concurrente a las plateas del estadio del ´Bicho´ en pleno barrio de la Paternal, Alberto reconoce al fútbol como una de sus grandes pasiones, como la guitarra. Suele opinar sobre el desempeño de algún jugador, sobre algún partido en particular (es recordada su dura crítica a Darío Benedetto tras la histórica final de la Libertadores en Madrid) y hasta de la compleja dirigencia que conduce el fútbol argentino.

Ahora, conociendo sus antecedentes ¿es posible imaginar que su desembarco en la Casa Rosada traerá aparejados cambios sustanciales en el entramado político del fútbol local? Difícil alumbrar una respuesta única, sobre todo por la pluralidad de espacios de poder que conviven puertas adentro del Frente de Todos. Mientras que en el entorno más directo del candidato evitan especulaciones, entre las huestes kirchneristas ya se regodean con algunas definiciones de Alberto, como aquellas de junio pasado en las que defendió el polémico Fútbol Para Todos, y no descartó su eventual retorno. Habrá que aguardar por los números de la economía después de diciembre.

Ya puertas adentro de la elite dirigencial de la AFA no ocultan su inquietud por los pronunciamientos del presidenciable. "El fútbol es el deporte más profesional que existe y, claramente, está funcionando mal", se quejó Alberto semanas atrás. Y también preocupan sus gestos: donde se extienden los dominios de Claudio ´Chiqui´ Tapia y Daniel Angelici es palpable el malestar que generan la cercanía del candidato a Matías Lammens, también postulante del Frente de Todos en la ciudad, y el diálogo fluído que mantiene con el mandamás de River, Rodolfo D'Onofrio. Juntos compartieron foto y abrazos en el debut de la Superliga el domingo previo a las PASO y la semana pasada el presidente millonario estuvo en la primera fila de la exposición de Alberto en el seminario organizado por el Grupo Clarin.

Cerca de Angelici están convencido que el entramado Lammens-Marcelo Tinelli y D'Onofrio, al que también se sumaría Hugo Moyano, intentará aprovechar su sintonía con el presidenciable para recortar sustancialmente su influencia en la toma de decisiones del fútbol argentino. Hay quienes, incluso, deslizan un posible adelantamiento de las elecciones en la AFA, previstas inicialmente para 2021, con el propósito de nominar una conducción más afín al albertismo.

También en el fútbol parece que se vienen tiempos de cambios.

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