Economía

Informe del Banco Mundial: ¿qué sucede con la economía de América Latina?

El informe más reciente del Banco Mundial sobre innovación en la región resalta que, en términos de costos, Latinoamérica es una de las la regiones más cara para crear una empresa.

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América Latina lleva más de cien años arrastrando un crecimiento económico estancado, lo que el economista jefe del Banco Mundial (BM) para la región, William Maloney, describe como un "siglo perdido". Según el experto, para que la región logre recuperar terreno y volver a ser competitiva a nivel global, necesita urgentemente sumar capacidades tecnológicas y gerenciales en un entorno que favorezca la innovación. 

La receta, según Maloney, incluye un fortalecimiento del capital empresarial, mejoras en el sistema educativo y la creación de un ecosistema más favorable para la investigación y el desarrollo (I+D).

En una reciente entrevista con la Agencia France-Presse (AFP) y durante su participación en un foro sobre innovación en Montevideo, Maloney destacó que la raíz del bajo crecimiento de la región se remonta a las primeras décadas del siglo XX. "Argentina, Chile y Uruguay, en 1900, estaban al nivel de Francia y Alemania. Eran estrellas. Pero con el tiempo, esas estrellas perdieron brillo", señaló.

La creación de un entorno institucional que favorezca la investigación y el desarrollo es otro pilar del análisis del Banco Mundial sobre la economía de América Latina.

La economía latinoamericana y un desajuste histórico

Maloney sostiene que América Latina llegó tarde y mal preparada a la Segunda Revolución Industrial, lo que marcó su retroceso en comparación con otras naciones que sí supieron adaptarse. Tomó como ejemplo el caso de Chile: en 1860, el país era el mayor exportador de cobre del mundo, pero para 1910 ese sector ya estaba prácticamente muerto. Mientras tanto, Japón, que también exportaba cobre, supo darle un giro al modelo, desarrollando a partir de ese mineral algunas de las principales empresas tecnológicas del mundo: Hitachi, Sumitomo y Fujitsu.

Maloney atribuye la diferencia al hecho de que América Latina no contaba con la capacidad de adaptarse a las nuevas tecnologías. "Chile, Argentina y Uruguay, al igual que Suecia y Dinamarca, tenían niveles de ingresos similares a principios del siglo XX. Sin embargo, los países escandinavos contaban con niveles de alfabetización y un sistema educativo mucho más robusto. 

Mientras que en América Latina, países como Argentina y Chile tenían tasas de alfabetización de alrededor del 50%, y Uruguay un 60%", explicó Maloney. A esto se suma la falta de una formación técnica adecuada, con una proporción de ingenieros per cápita significativamente inferior a la de países como Suecia o Dinamarca.

La hipótesis del Banco Mundial: falta de capital empresarial

Uno de los puntos clave en la visión de Maloney es la falta de un "capital empresarial" capaz de identificar oportunidades de negocio, gestionar proyectos y asumir riesgos. Más allá de la entrega de subsidios o entidades educativas de alto nivel, si no hay personas capacitadas para llevar adelante iniciativas emprendedoras el desarrollo no es posible. 

El economista subraya que es fundamental mejorar la calidad de la educación en todos los niveles, pero especialmente en la formación de capital humano que pueda adaptarse a un entorno empresarial cambiante.

El informe más reciente del Banco Mundial sobre innovación en la región resalta que, en términos de costos, Latinoamérica ocupa el segundo lugar a nivel global, solo por detrás de África, como la región más cara para crear una empresa. Además, cerca del 25% de las empresas latinoamericanas reportan no poder expandirse debido a la falta de mano de obra calificada.

Innovación

La creación de un entorno institucional que favorezca la investigación y el desarrollo es otro pilar del análisis de Maloney. Para el economista, los países de la región deben eliminar las barreras burocráticas, fomentar la competencia y asegurar el acceso a financiamiento. También es crucial que las regulaciones laborales protejan los derechos de los trabajadores, pero sean lo suficientemente flexibles para permitir que las empresas puedan innovar y adaptarse rápidamente a los cambios.

El Banco Mundial enfatiza la importancia de la colaboración entre el sector privado y las universidades. Maloney fue claro al señalar que, en comparación con otras regiones del mundo, América Latina es uno de los lugares donde menos se ha avanzado en este aspecto. "En América Latina, estamos junto con África entre los peores del mundo en términos de colaboración entre el sector privado y el sector académico", indicó.

La educación: un problema de fondo

Un punto crucial en la discusión de Maloney es la calidad de la educación básica en América Latina. A pesar de que Uruguay es un caso relativamente positivo en cuanto a la calidad educativa, el economista destacó que un alarmante 42% de los niños de 10 años en la región no pueden leer una frase sencilla que corresponde a su nivel educativo. Este déficit en la educación básica repercute directamente en la calidad del capital humano disponible para las empresas, que, como se mencionó antes, es uno de los principales obstáculos para la expansión económica en la región.

Para Maloney, los sistemas educativos de la región han quedado obsoletos, y la formación de los trabajadores no está alineada con las demandas del mercado

La recuperación de América Latina según el Banco Mundial

A pesar del panorama desolador, Maloney es optimista y asegura que América Latina puede revertir su bajo crecimiento económico. Para ello, el cambio debe ser estructural. La región tiene recursos, tanto humanos como naturales, que aún no están siendo aprovechados al máximo. Sin embargo, el progreso solo será posible si se crean las condiciones adecuadas para que los sectores público y privado trabajen en conjunto, y si se logra una transformación profunda en el sistema educativo y en la cultura empresarial.

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