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Un país latino impulsa uno de los proyectos ferroviarios más ambiciosos de América Latina: el Tren Maya, una red que recorre más de 1.500 kilómetros y conecta cinco estados del sureste del país: Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo.

Esta monumental obra tiene como objetivo revolucionar la movilidad y el desarrollo económico de una región históricamente rezagada, al tiempo que promueve el turismo, la cultura y el comercio local.

Con aproximadamente más de 30 estaciones y paradas, de las cuales una parte importante está electrificada, el Tren Maya busca integrar en un solo sistema la conectividad de pasajeros y mercancías a gran escala.

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Uno de los trenes más extensos del continente

El Tren Maya no es un proyecto reciente, pero su ejecución a gran escala lo convierte en una de las obras más representativas del siglo XXI en América latina. Impulsado durante la administración de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), el ferrocarril simboliza el renacer del transporte ferroviario en México.

Se espera que su puesta en funcionamiento transforme la movilidad de la zona, conectando centros urbanos, zonas arqueológicas y destinos turísticos clave.

Una obra con impacto regional

El Tren Maya está diseñado para mejorar la conectividad entre comunidades y ciudades, facilitar el transporte de carga y fortalecer el turismo sustentable. Su recorrido permitirá unir polos productivos y culturales que antes estaban aislados, impulsando el desarrollo económico local.

La construcción también ha generado miles de empleos directos e indirectos y ha estimulado la inversión en infraestructura y servicios en toda la región.

Las construcciones ferroviarias más grandes del continente

América Latina ha sido escenario de algunos de los proyectos ferroviarios más importantes del siglo XXI. Desde el Tren Maya en México, con sus más de 1.500 kilómetros de recorrido, hasta el Tren Bioceánico que busca unir el Atlántico y el Pacífico atravesando Brasil, Bolivia y Perú, la región experimenta una nueva etapa de modernización del transporte.

Otros proyectos destacados incluyen el Tren de Aragua en Venezuela, el Ferrocarril Central de Uruguay y el Tren de Cercanías de Bogotá en Colombia, cada uno con objetivos distintos pero con un mismo propósito: mejorar la movilidad y reactivar la economía regional.