En el último tiempo, la globalización provocó un cambio significativo en los mercados laborales internacionales. Aunque hoy dominar más de un idioma es fundamental, no basta para garantizar una comunicación efectiva en entornos multiculturales: no es lo mismo la cultura argentina, que la brasileña, que la japonesa. Y, a la hora de formar equipos y de hacer negocios con otras empresas, entender las diferencias culturales puede ser determinante.

"Si no entendés las diferencias culturales, podés cometer muchos errores o se puede generar tensión en los equipos. No es lo mismo cómo un argentino se acerca a un jefe que cómo lo hace un asiático, por ejemplo. Si vos quisieras utilizar el mismo approach que utilizás con un jefe acá, vas a tener muchos problemas", explica Juan Medici, CEO de AFS, la ONG que ofrece programas de intercambio cultural a nivel internacional y que en los últimos años amplió el público al que se dirige -estudiantes y jóvenes- para incursionar en el mundo empresarial.

"Empezamos a entender que a la hora de la integración con el mundo y de tener equipos multiculturales, las empresas necesitaban desarrollar nuevas herramientas: en AFS tratamos de entender dónde está el problema y aportamos a esa solución para mejorar el entendimiento y la integración de los equipos. A partir de eso, les diseñamos una hoja de ruta", explica Medici. Entre las industrias con las que trabajaron para desarrollar estas competencias se destacan el agro y la energética, principalmente las petroleras.

Esto es importante porque, según indica Medici, en los últimos 20 años la Argentina se convirtió en un polo de servicios a nivel internacional, pero no hubo un desarrollo de "la sensibilidad cultural" a la par de estos cambios y, actualmente, comienza a ser un objetivo para entender la importancia y el nivel de integración a nivel económico que hay entre los países.

"Las empresas van a necesitar mayores competencias globales, y si bien hay un aumento en la demanda, se siguen subestimando estas aptitudes", dice el ejecutivo y remarca que en los Estados Unidos se está trabajando en profundidad esta temática, así como en algunos países de Europa, principalmente en España e Italia.

La manera de AFS de trabajar estas competencias es mediante talleres donde abordan situaciones concretas y modelos teóricos que explican las diferencias entre culturas.

"Dependiendo de tu cultura vas a evaluar a un jefe de una manera diferente. Para un americano, un buen líder es aquella persona que toma decisiones rápidas y que después va ajustando con el tiempo. Para un europeo en general, un buen líder es quien estudia profundamente un tema antes de tomar una decisión. Para un asiático es fundamental la armonía y, para el latino, la armonía y el consenso también son fundamentales. Los líderes americanos hablan mucho del I (yo) que para un latino, que tiene un concepto más colectivo, no cae bien porque le suena arrogante", ejemplifica.

En ese sentido destaca que las principales dificultades de las empresas son problemas de comunicación: o porque tienen un equipo multicultural dentro del mismo país o porque tienen que prestar servicios y no logran entenderse y se genera tensión entre equipos. Y menciona que desarrollar estas competencias no solo pueden traer mejoras en la eficiencia y un mayor entendimiento con empresas de otros países, sino mejorar la reputación de la organización y un mayor beneficio para los accionistas.