A 20 años del Plan Bonex
Aprobado con un Decreto de Necesidad y Urgencia, el canje de depósitos bancarios por bonos externos fue una de las medidas más polémicas del primer gobierno de Carlos Menem.Por Jorgelina do Rosario
Con menos de medio año en el Poder decidió enfrentar la ya tormentosa economía argentina con un nuevo plan. Luego de una corrida cambiaria y financiera, en diciembre de 1989 los bancos se encontraron con que no disponían de los fondos para pagar en ventanilla. ¿Por qué? El Banco Central de la República Argentina (BCRA) los había tomado. En aquel año, casi todos los depósitos que recibían los bancos provenían automáticamente del BCRA. Entonces, para que el Banco Central pudiera pagarle a los bancos el dinero que les debía -y éstos a su vez a los ahorristas- el Estado creó el Plan Bonex, que fue un canje de los depósitos a plazo fijo por títulos públicos bajo el nombre "Bonex 89", cuyo vencimiento estaba previsto para 1999. Así, el entonces gobierno de Carlos Menem primero retenía los depósitos y luego los devolvía en "Bonex 89". Sorteando el proceso legislativo y sin ninguna queja por parte del Congreso, el Plan Bonex fue aprobado por decreto y fue implementado el último día hábil del año por el ministro de Economía Antonio Erman González.
En su totalidad, los depósitos canjeados por bonos sumaron unos u$s 3000 millones, cifra que resulta 15 veces inferior a la del corralito de 2002. Se debe tener en cuenta que, en 1989, prácticamente no existían depósitos ni préstamos en dólares, y la gran parte de los depósitos estaba conformada por dinero para transacciones. No obstante, los "Bonex 89" comenzaron a cotizar a menos de la mitad de su valor. Y el 1 de enero de 1990, Erman González anunció que, aquellos depósitos en plazo fijo que excedieran el millón de australes, se canjearían por títulos de deuda pública, cuya devolución total era a 10 años. A partir de esta decisión, el público le inició juicios al Estado para recuperar sus fondos. Pero con el "caso Peralta", un ahorrista que reclamó ante la Corte su depósito, el Gobierno encontró el apoyo del Poder Judicial, al determinar que la situación de emergencia justificaba la decisión. El fallo dictaba que "en momentos de perturbación social y económica y ante la urgencia en atender a la solución de los problemas que crean, es posible el ejercicio del poder del Estado en forma más enérgica que la admisible en períodos de sosiego y normalidad". A su vez, la Corte también justificó que el plan se aprobara a través de un decreto de necesidad y urgencia.
Tres años después de su implementación y en plena crisis de 2002, el ex presidente Menem aseguró que el canje de plazos fijos reprogramados por bonos era la única alternativa "después de que se hicieron todas las cosas mal". "El Plan Bonex es lo único que queda por hacer", decía en abril de 2002. En noviembre de ese mismo año, los directivos y gerentes de los bancos también sostenían que el Gobierno debería asumir el costo político y financiero de un nuevo plan Bonex.
Luego de su implementación en 1989, el ministro anunció nuevas medidas en marzo de 1990, entre las que se encontraba la eliminación de los reembolsos a las exportaciones, se suspendieron trámites de licitaciones y contrataciones, y se achicó el aparato administrativo del Estado. Fue así como la Balanza Comercial tuvo un susperávit extraordinario en 1990. Un año más tarde, Erman González presentó su renuncia al gobierno menemista, luego de que, una vez más, el país sufriera una hiperinflación. z we
De plan en plan
Los cambiantes planes económicos caracterizaron a la Argentina en sus 25 años de democracia. Tres años antes del Plan Bonex, Raúl Alfonsín implementó el Plan Austral. Aunque con el objetivo de romper con la inercia inflacionaria para recuperar el equilibrio económico interno, el régimen económico que en 1985 estableció el primer gobierno radical no fue suficiente para frenar la inflación y el plan fracasó. Por ello, en 1988 el gobierno implementó el Plan Primavera, a través del cual pretendía llegar a las próximas elecciones con una economía un poco más controlada. Pero este segundo plan tampoco pudo controlar la economía del país.
En el segundo gobierno de Menem, el entonces ministro Domingo Cavallo anunció el Plan de Convertibilidad: el austral dio paso al peso, y un peso equivalía a un dólar. En los ‘90, esta medida fue ampliamente apoyada por la ciudadanía. Uno de los planes económicos más recordados de los últimos tiempos es el corralito de Fernando De la Rua, que en 2001 restringió la extracción de dinero de los bancos y generó el colapso del sistema bancario.
En su totalidad, los depósitos canjeados por bonos sumaron unos u$s 3000 millones, cifra que resulta 15 veces inferior a la del corralito de 2002. Se debe tener en cuenta que, en 1989, prácticamente no existían depósitos ni préstamos en dólares, y la gran parte de los depósitos estaba conformada por dinero para transacciones. No obstante, los "Bonex 89" comenzaron a cotizar a menos de la mitad de su valor. Y el 1 de enero de 1990, Erman González anunció que, aquellos depósitos en plazo fijo que excedieran el millón de australes, se canjearían por títulos de deuda pública, cuya devolución total era a 10 años. A partir de esta decisión, el público le inició juicios al Estado para recuperar sus fondos. Pero con el "caso Peralta", un ahorrista que reclamó ante la Corte su depósito, el Gobierno encontró el apoyo del Poder Judicial, al determinar que la situación de emergencia justificaba la decisión. El fallo dictaba que "en momentos de perturbación social y económica y ante la urgencia en atender a la solución de los problemas que crean, es posible el ejercicio del poder del Estado en forma más enérgica que la admisible en períodos de sosiego y normalidad". A su vez, la Corte también justificó que el plan se aprobara a través de un decreto de necesidad y urgencia.
Tres años después de su implementación y en plena crisis de 2002, el ex presidente Menem aseguró que el canje de plazos fijos reprogramados por bonos era la única alternativa "después de que se hicieron todas las cosas mal". "El Plan Bonex es lo único que queda por hacer", decía en abril de 2002. En noviembre de ese mismo año, los directivos y gerentes de los bancos también sostenían que el Gobierno debería asumir el costo político y financiero de un nuevo plan Bonex.
Luego de su implementación en 1989, el ministro anunció nuevas medidas en marzo de 1990, entre las que se encontraba la eliminación de los reembolsos a las exportaciones, se suspendieron trámites de licitaciones y contrataciones, y se achicó el aparato administrativo del Estado. Fue así como la Balanza Comercial tuvo un susperávit extraordinario en 1990. Un año más tarde, Erman González presentó su renuncia al gobierno menemista, luego de que, una vez más, el país sufriera una hiperinflación. z we
De plan en plan
Los cambiantes planes económicos caracterizaron a la Argentina en sus 25 años de democracia. Tres años antes del Plan Bonex, Raúl Alfonsín implementó el Plan Austral. Aunque con el objetivo de romper con la inercia inflacionaria para recuperar el equilibrio económico interno, el régimen económico que en 1985 estableció el primer gobierno radical no fue suficiente para frenar la inflación y el plan fracasó. Por ello, en 1988 el gobierno implementó el Plan Primavera, a través del cual pretendía llegar a las próximas elecciones con una economía un poco más controlada. Pero este segundo plan tampoco pudo controlar la economía del país.
En el segundo gobierno de Menem, el entonces ministro Domingo Cavallo anunció el Plan de Convertibilidad: el austral dio paso al peso, y un peso equivalía a un dólar. En los ‘90, esta medida fue ampliamente apoyada por la ciudadanía. Uno de los planes económicos más recordados de los últimos tiempos es el corralito de Fernando De la Rua, que en 2001 restringió la extracción de dinero de los bancos y generó el colapso del sistema bancario.