

Desde que la Reserva Federal, el Banco Central de Estados Unidos, dio señales de que comenzaría a retirar los estímulos monetarios que inundaron el mundo con mucha liquidez en los últimos años, Brasil entró con más fuerza en los análisis que hacen economistas e inversores extranjeros para empresas privadas.
De un Bric con alto potencial de crecimiento, algunos ven ahora al país como uno de los cinco frágiles. Esa expresión, que reúne al grupo que componen Indonesia, India, Sudáfrica y Turquía, además de Brasil, surgió de un informe de Morgan Stanley divulgado en agosto del año pasado. En ese documento, el banco afirmó que esos países tienen en común una alta inflación, elevados déficits en cuenta corriente y crecimiento más bajo, debilidades que tienden a exacerbarse con la normalización de la política monetaria de parte del Fed.
Pero economistas consultados por Valor ven con cautela la inclusión de Brasil en este grupo. El país tiene algunos indicadores más robustos que el promedio de los emergentes bajo ataque, como una mejor relación entre inversiones extranjeras directas y déficit en cuenta corriente, lo que reduce las posibilidades de que se paren abruptamente los flujos de capitales hacia el país y permite el financiamiento más suave del saldo negativo en las transacciones externas.
Lisa Schineller, directora de ratings soberanos para América latina de Standard & Poors, afirmó que la expresión reúne un mix de países, algunos con rating en nivel especulativo, y nuclea países con posiciones más débiles que la de Brasil. Según Schineller, aunque S&P haya destacado el deterioro fiscal reciente como una de las razones para la perspectiva negativa, la situación no es dramática.
Brasil tiene indicadores fuertes con respecto a sus pares e incluso en comparación con su propio historia, afirmó. La necesidad de financiamiento externo en relación a las reservas disponibles, por ejemplo, se habría ubicado en 67,4% en 2013, frente a 89,9% en 2007, de acuerdo a proyecciones de S&P.
Entre los puntos más fuertes enumerados, cuenta a favor que el Banco Central (BC) brasileño comenzó antes que esos países un ciclo de aprieto monetario que acumula una suba de 3,25 puntos de la tasa básica de interés desde abril. De esa forma, la autoridad monetaria nacional evitó un alza abrupta y fuerte de los intereses, como hizo Turquía recientemente para contener la devaluación de la lira.
Sin embargo, aunque tenga indicadores externos más robustos, eso no quiere decir que el país no sufra vulnerabilidades importantes. Neil Shearing, economista jefe para mercados emergentes de Capital Economics, afirmó que Brasil puede enfrentar una serie de riesgos en el horizonte relevante, pero no considera que los cinco frágiles sea un buen término. Esos grupos pueden formar buenas expresiones, pero no tiene mucho sentido reunirlos desde el punto de vista económico.
En una reciente columna publicada en Valor, el ex ministro de Economía y profesor emérito de la Facultad de Economía y Administración de la Universidad de San Pablo (FEA-USP), Antonio Delfim Netto, afirmó que cada uno de esos países tiene sus propios problemas, de manera que es, como mínimo, absurdo clasificarlos en un mismo grupo. Lo que nos molesta no es su actual situación, sino la perspectiva de su deterioro que el gobierno precisa alterar con medidas tempestivas y no con promesas, escribió.
José Francisco de Lima Goncalves, economista jefe del Banco Fator, dijo que mirando el lado fiscal, Brasil es por lejos el que tiene indicadores más fuertes. El problema es que una vez que se pierde la credibilidad, no necesariamente es preciso tener indicadores peores para ser presionado. Una señal más clara y transparente sobre la política fiscal ayudaría en el proceso para diferenciar a Brasil de otros emergentes, dijo.










