Odebrecht cambió su estrategia para mantener su participación en el mercado de construcción pesada en Argentina, después del golpe que sufrió con la cancelación del proyecto de extracción de potasio del Río Colorado, que llevaba adelante la minera Vale y que se interrumpió en marzo pasado.

La construcción de la mina iba a rendirle u$s 900 millones a la compañía, y representaba el 15% de lo que era la mayor inversión privada en el país.

La constructora brasileña ahora apuesta a la prestación directa de servicios al gobierno de la presidenta argentina, Cristina Kirchner. Hace algunas semanas, la mandataria recibió en la residencia oficial de Olivos al presidente del holding, Marcelo Odebrecht. Fue la primera reunión del jefe del grupo empresarial con Cristina, en torno de una buena noticia: Odebrecht garantizó que el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) liberará un financiamiento por u$s 1.500 millones para el soterramiento de la línea ferroviaria Sarmiento.

La obra, licitada en 2009, la ganó un consorcio en el que Odebrecht era la socia minoritaria, pero estaba frenada por dificultades de financiamiento. Ahora, la empresa brasileña liderará el emprendimiento, del que participa la empresa argentina IECSA.

Las obras ferroviarias estaban paradas en Argentina, hasta que una tragedia en febrero del año pasado puso al gobierno en una situación políticamente delicada: la muerte de 52 personas en un accidente en la estación ferroviaria de Once derivó en la expulsión del gobierno del entonces secretario de Transportes y afectó la popularidad de Cristina.

Recuperar el sistema se tornó entonces una prioridad. La presidenta transfirió el área al ministerio del Interior e inició un proceso de estatización del sector, con la salida de prestadores de servicios, entre los cuales la brasileña ALL. La línea Sarmiento pasa por la estación de Once y cruza Buenos Aires en el sentido este-oeste, provocando grandes dificultades en el tránsito.

El soterramiento de la línea tomó el lugar de la construcción de la mina como principal contrato de Argentina. No tenemos nada más con el sector privado, dijo el director superintendente de la empresa en Argentina, Flavio Faria. Al cancelar la obra de la mina, alegando un aumento de costos provocado por el atraso cambiario en Argentina, Vale había pagado solamente 30% del contrato que mantenía con Odebrecht, entonces líder del Consorcio Río Colorado, también integrado por Techint.

El contrato adoptó la modalidad de alianza, que no prevé multa o indemnización en caso de interrupción, de manera que perdimos la parte que no se ejecutó. Despedimos a los 2.500 empleados locales y desarmamos nuestras instalaciones en el lugar. No hay nada más, dijo Faria.

Vale ofreció a Odebrecht un contrato de bajo valor para el mantenimiento de las instalaciones de la minera en el área de concesión, con el foco en la posibilidad de volver al país en algunos años, pero el grupo no se mostró interesado. Techint asumió esa operación. No teníamos inversiones en el área ni una sinergia con la contratista que justificara quedarnos con ese negocio, al contrario de Techint, justificó Faria.

El otro foco de Odebrecht en el Cono Sur, además de Argentina, está en Paraguay. La empresa instalará una dirección en Asunción para tratar de invertir en el país, que saldrá de la esfera de la subsidiaria argentina para ganar el status de filial propia. Marcelo Odebrecht también se reunió con el presidente paraguayo Horacio Cortes, días antes de su asunción, el pasado 15 de agosto. El gobierno de Asunción tiene interés en desarrollar asociaciones público-privadas (PPP), en las que el consorcio constructor también se encargue de la explotación del servicio por determinado período.