

El equipo económico trabaja con dos escenarios para el período pos crisis de los mercados y, en ambos, la evaluación es que Brasil saldrá con “relativa tranquilidad”.
En los dos casos, el país sería “alcanzado” en los precios de las commodities, por el lado de la economía real, y en el financiero, en la cuenta de capital de la balanza de pagos.
Según Nelson Barbosa, secretario ejecutivo del Ministerio de Hacienda, lo que ocurre en los mercados financieros desde la noche del viernes, cuando Standard & Poor’s rebajó la nota de crédito de Estados Unidos, es una revaluación de las previsiones y de los precios de los activos, pero no una crisis financiera.
“Es temprano para evaluar con claridad lo que está por venir”, dijo Barbosa, “pero lo que vemos es un reposicionamiento del mercado en un mundo en que las previsiones son de crecimiento cada vez más bajo en Estados Unidos y la Unión Europea”.
Para Brasil, el centro de cualquier análisis debe partir de China. Según Barbosa, la tasa de crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) chino no se alterará a corto y mediano plazo, manteniendo su trayectoria de avances anuales cercanos a 10%, lo que sostendrá la elevada demanda por commodities. “China es el punto más crucial, porque nos afectaría en la economía real inmediatamente”.
En el primer escenario el equipo económico considera la caída de los precios de las commodities, fenómeno que se verificó en los últimos días, como consecuencia de una menor demanda mundial, y también por la aversión al riesgo de parte de los inversores que colocan en contratos de commodities en la Bolsa de Valores de Chicago. Al mismo tiempo, una mayor aversión al riesgo traería menos capital al país, lo que reduciría la valorización cambiaria.
En ese caso, las ganancias serían para la política de control de la inflación, afirmó Barbosa. “El cambio se desvalorizaría, pero la caída del precio de las commodities sería mayor, lo que produciría una inflación más baja”. Sin embargo, en este caso, el debilitamiento de las commodities también reduciría el saldo comercial, que se sustenta mayoritariamente con la exportación de productos básicos. “Pero no sería nada drástico”, aseguró.
El segundo escenario sería el inverso. La extensión de una política monetaria francamente expansionista en la Unión Europea, Japón y Estados Unidos mantendría el flujo alto de divisas hacia el país, sosteniendo el cambio en niveles cercanos al actual (cerca de R$ 1,60) y también las cotizaciones de las commodities en un nivel más alto.
“Estamos preparados para los dos escenarios”, afirmó Barbosa, para quien el crecimiento del país está “muy sustentado por el mercado doméstico, y las medidas que lanzamos en las dos últimas semanas sostendrán ese nivel de demanda el año que viene”.











