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La carrera espacial vuelve a tener como protagonista a China, que en 2025 consiguió un hito tecnológico que podría transformar el futuro de las telecomunicaciones orbitales.

Científicos del país lograron transmitir datos a 1 gigabit por segundo (Gbps) desde un satélite geoestacionario ubicado a más de 36.000 kilómetros de la Tierra, utilizando un láser de solo dos vatios de potencia.

Este experimento de China no solo marca un récord en la combinación de velocidad y eficiencia energética, sino que también supera el rendimiento promedio de sistemas comerciales como Starlink, el proyecto de internet satelital de Elon Musk.

China dio un salto tecnológico en las comunicaciones espaciales

El logro se concretó gracias a la incorporación de óptica adaptativa, un sistema que corrige en tiempo real las distorsiones causadas por la atmósfera terrestre, permitiendo que la señal láser se mantenga estable a lo largo de distancias extremas.

Este avance no es aislado: meses antes, la compañía Chang Guang Satellite Technology (CGST) ya había probado un enlace óptico de 100 Gbps con una estación terrestre móvil, confirmando que la comunicación a gran velocidad puede sostenerse fuera de laboratorios controlados.

Menos satélites, mayor eficiencia

Una de las grandes ventajas de la tecnología presentada por China es que podría reducir la necesidad de desplegar constelaciones masivas de satélites para garantizar cobertura global. En lugar de cientos o miles de equipos, bastaría con unidades más ligeras y potentes que aprovechen la transmisión láser.

Esto representa un cambio estratégico frente a proyectos como OneWeb o el propio Starlink, que dependen de una gran cantidad de satélites en órbita baja para ofrecer sus servicios de internet.

La visión a futuro: 300 satélites con láser para 2027

La hoja de ruta de CGST es ambiciosa: equipar su constelación Jilin-1 con sistemas de comunicación láser y alcanzar al menos 300 satélites en órbita para 2027. Con esta infraestructura, China no solo consolidaría su liderazgo en la comunicación espacial, sino que también podría cambiar el equilibrio global en la transmisión de datos desde el espacio.

Una señal para Estados Unidos y Europa

Mientras la NASA y empresas privadas trabajan en enlaces ópticos para aumentar la capacidad de transmisión, el salto chino refuerza la competencia en el sector.

La posibilidad de contar con redes más rápidas y seguras abre un nuevo capítulo en la geopolítica tecnológica, donde el dominio del espacio se convierte en un recurso estratégico.