El cambio climático está intensificando las tormentas más temidas de la Costa Este de Estados Unidos. Un nuevo estudio advierte que los "nor'easters", fenómenos invernales devastadores que combinan nieve, lluvia y vientos extremos, están ganando fuerza a niveles sin precedentes.
Estas tormentas, que azotan desde septiembre hasta abril, ya han causado estragos históricos. Ahora, los científicos advierten que su poder destructivo está creciendo rápidamente, y que podría generarse un evento incluso más fuerte que la llamada "Tormenta del Siglo".
¿Qué son los nor'easters y por qué esta tormenta será la más destructiva?
Los nor'easters surgen del choque entre el aire ártico frío y las masas cálidas y húmedas del Atlántico. Aunque podrían ser menos frecuentes por el calentamiento global, las tormentas que sí ocurran serán mucho más intensas, según un nuevo análisis de datos desde 1940.
El estudio halló que:
- La velocidad máxima de los vientos aumentó un 6%.
- La intensidad de lluvia y nieve creció un 10%.
- El potencial destructivo global subió un 20%, incluso en eventos aislados.
Estas cifras, aunque parezcan moderadas, se traducen en impactos mucho más severos sobre las ciudades y comunidades del noreste de EE.UU., especialmente ante sistemas de infraestructura ya presionados por eventos extremos.
¿Qué zonas de Estados Unidos están en mayor riesgo y cómo prepararse?
Las ciudades más vulnerables son las que se encuentran a lo largo de la costa noreste, como Nueva York, Boston, Filadelfia y Washington D.C. En estos centros urbanos, el riesgo de inundaciones y cortes masivos de servicios crece cada año.
El climatólogo Michael Mann explicó que las temperaturas más cálidas del océano y la atmósfera aumentan la evaporación, generando tormentas con más humedad y, por lo tanto, más peligrosas.
Recomendaciones clave para zonas costeras:
- Revisar planes de evacuación y refugio.
- Mejorar infraestructura de contención y drenaje.
- Contar con suministros y fuentes de energía alternativas.
La científica Jennifer Francis advirtió que actuar con anticipación es menos costoso que reconstruir. Aunque haya menos nieve en general, los episodios extremos seguirán ocurriendo, pero con consecuencias aún más devastadoras.