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El conflicto entre Rusia y Ucrania, que se extiende desde años, acaba de entrar en un nuevo y tenso capítulo. Lo que alguna vez fue un tema de discusión a puertas cerradas, ahora se habla abiertamente: la posibilidad de que Ucrania sea partida en dos, como ocurrió con Berlín y las Coreas. Esta idea, que comenzó a circular al inicio de la guerra, ha ganado fuerza recientemente. Incluso el expresidente estadounidense Donald Trump ha usado el término "intercambio de territorios" como una posible vía para alcanzar la paz.

La propuesta, aunque rechazada de plano por Ucrania, se basa en un plan que busca congelar el frente de combate y obligar a Kiev a ceder territorios claves que Rusia ha ocupado. Este escenario no es nuevo. Ya en 2008, el presidente ruso Vladimir Putin habría propuesto al entonces primer ministro polaco, Donald Tusk, la idea de dividir el país. Posteriormente, tras la anexión de Crimea, una propuesta similar fue enviada a los gobiernos de Polonia, Rumania y Hungría. La persistencia de esta idea refleja el interés de Rusia por consolidar su control sobre las regiones anexionadas, incluso si no ha logrado conquistarlas militarmente en su totalidad.

El plan de Moscú para dividir Ucrania y ganar más territorio

Uno de los escenarios más temidos por Ucrania es que la guerra termine con un resultado similar al de la Guerra de Corea, donde se firmó un armisticio pero no un tratado de paz. Esto provocó una división permanente del territorio. Este modelo, si se aplicara a Ucrania, significaría que la región de Donbás sería dividida, lo que traería graves riesgos militares para Kiev, ya que Rusia mantendría el control de las estructuras defensivas y facilitaría futuras invasiones.

Vladimir Putin habría propuesto al entonces primer ministro polaco, Donald Tusk, la idea de dividir el país. Posteriormente, tras la anexión de Crimea, una propuesta similar fue enviada a los gobiernos de Polonia, Rumania y Hungría. La persistencia de esta idea refleja el interés de Rusia por consolidar su control sobre las regiones anexionadas: Crimea y los cuatro óblasts de Donetsk, Luhansk, Zaporizhzhia y Jersón, incluso si no ha logrado conquistarlas militarmente en su totalidad

Las consecuencias de esta "solución" serían profundas. No solo alimentaría las ambiciones expansionistas de Rusia, sino que también convertiría a Ucrania en un país militarizado y dividido, con graves implicaciones para la estabilidad de Europa. A pesar de que los aliados de Ucrania, liderados por el Reino Unido y Francia, han ofrecido garantías para asegurar la línea de frente, la propuesta ha sido rechazada por Moscú. Por esta razón, la estrategia de Occidente ha sido fortalecer la capacidad de defensa de Ucrania con acuerdos de producción militar, en un intento por evitar un acuerdo no deseado por Kiev.