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La preocupación por el futuro del Seguro Social se extiende entre quienes ya están jubilados, los que están a punto de retirarse y quienes aún tienen años por delante para alcanzar la edad reglamentaria.

En Estados Unidosy Puerto Rico, este programa sigue siendo una de las principales fuentes de ingreso para millones de personas, pero las señales de advertencia sobre su sostenibilidad comienzan a intensificarse.

Cambios en la edad de jubilación: un factor clave en la reforma

Uno de los puntos más sensibles del debate actual gira en torno a la Edad Plena de Jubilación (FRA). A partir de las reformas aplicadas en 1983, esta edad ha ido aumentando gradualmente. Para quienes nacieron en 1960 o después, la edad mínima para jubilarse sin penalidades es de 67 años.

Aun así, el sistema permite acogerse al retiro temprano desde los 62 años, pero con una reducción permanente del beneficio mensual de entre un 25% y un 30%, dependiendo del año de nacimiento. Por el contrario, si una persona decide esperar hasta los 70 años para retirarse, el beneficio mensual podría aumentar un 8% anual, aunque a costa de una espera más prolongada en un escenario de creciente incertidumbre.

Factores de riesgo que amenazan al Seguro Social

El sistema del Seguro Social enfrenta una combinación de factores que amenazan su viabilidad a mediano plazo:

  • Disminución de nacimientos, lo que reduce la base de nuevos contribuyentes.

  • Reducción de la población activa, que implica menos aportes al fondo.

  • Aumento de la longevidad, lo que eleva el tiempo durante el cual se pagan beneficios.

Estos elementos han disparado las alarmas en los organismos responsables del programa.

¿Puede desaparecer el Seguro Social? Esto dicen las proyecciones oficiales

Según el informe 2024 de los Fideicomisarios del Seguro Social, el fondo fiduciario para beneficios de retiro podría agotarse entre los años 2033 y 2034 si no se aplican reformas legislativas. En ese escenario, el sistema seguiría funcionando, pero solo podría cubrir entre el 77% y el 80% de los beneficios prometidos, lo que implicaría recortes automáticos en los pagos mensuales.

Aunque no significa que los beneficiarios dejarían de recibir su cheque, sí habría una reducción considerable, afectando especialmente a quienes dependen en mayor medida de este ingreso para cubrir necesidades básicas.

Las posibles soluciones que se están evaluando

Para evitar un colapso financiero del sistema, el Congreso ya analiza varias propuestas, entre ellas:

  • Aumentar nuevamente la edad de jubilación.

  • Elevar el tope de ingresos sujetos al impuesto del Seguro Social.

  • Reducir beneficios a los jubilados con ingresos altos.

  • Considerar una privatización parcial del sistema.

Al mismo tiempo, hay quienes promueven una administración más eficiente del programa como alternativa para evitar recortes que afecten directamente a la población.