La frase que nunca hay que decirle a los niños: destruye su autoestima y pone en riesgo su futuro
La elección de las palabras representa ciertas emociones y expectativas y ayuda a modelar la autopercepción de las personas que las reciben. Es especialmente importante en los niños.
Un grupo de investigadores afirma que las palabras pueden tener un fuerte impacto en el bienestar emocional de los hijos: usar las palabras equivocadas puede evitar que sean felices, exitosos y emocionalmente estables. Así lo afirma un reconocido sociólogo de la Ivy League (un grupo de ocho universidades privadas en el noreste de Estados Unidos ) quien advierte sobre una frase comúnmente utilizada que, lejos de ayudar, podría tener efectos negativos duraderos.
La elección de las palabras representa ciertas emociones y expectativas y ayuda a modelar la autopercepción de las personas que las reciben. Según Adam Galinsky, profesor de la Escuela de Negocios de Columbia, pueden construir o destruir la confianza. En su próximo libro, Inspire: The Universal Path for Leading Yourself and Others, Galinsky explica el impacto que pueden tener ciertas frases en los niños.
Tal es el caso de la expresión "estoy decepcionado de ti". Los padres creen que sirve para corregir errores o motivar cambios positivos, según el autor lo que se genera es un sentimiento de culpa.
El poder de las palabras sobre los niños y su autoestima
Cuando se generan inintencionadamente sentimientos como la vergüenza, explica Galinsky, se produce una emoción debilitante y desestabilizadora. Por lo tanto serán menos propensos a reconocer errores y por lo tanto menos autocríticos.
Para Galinsky se debe generar culpa y no vergüenza. Porque la vergüenza paraliza, la culpa es una fuerza motivadora. La culpa impulsa a los niños a reparar sus errores, enfrentando la situación y buscando soluciones. Esto es crucial para desarrollar habilidades de resolución de problemas y un sentido de responsabilidad.
"La culpa lleva a la reparación, mientras que la vergüenza suele llevar a la evitación", afirma Galinsky.
Para el autor, la diferencia radica en cómo acercarse a dialogar con el niño. Por ejemplo, si no se logra completar una tarea, mejor que decir "estoy decepcionado de ti", se pueden buscar enfoques más colaborativos tales como la expresión "¿Cómo podemos organizarnos para que puedas hacer tu tarea a tiempo?".
El objetivo es que los niños no se encuentren en un entorno de crítica y juzgamiento sino en uno de apoyo positivo. La idea es potenciar las habilidades como el pensamiento crítico (al hacer preguntas como ¿por qué crees que esto salió mal?), la organización (para reparar la situación) y la capacidad de resolución de problemas.
Por esto, el experto recomienda evitar las frases como "estoy decepcionado de ti" para no generar vergüenza y bloquear las capacidades de aprendizaje. La alternativa es usar en un entorno de colaboración orientado a la resolución de problemas y no a la crítica por la crítica misma.