Lago Michigan

¿El primer Titanic? increíble hallazgo de un barco hundido en Estados Unidos revela una terrible historia de supervivencia

Arqueólogos hallaron los restos de una embarcación hundida hace 150 años en Wisconsin. De esta, parte una historia de supervivencia increíble.

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Los arqueólogos quedaron pasmados ante el hallazgo de un antiguo tesoro sumergido: un barco hundido hace más de un siglo. La embarcación, que llevaba décadas perdida, fue encontrada frente a las costas de Algoma, Wisconsin, en Estados Unidos, y reveló una trágica historia de supervivencia.

Este impresionante hallazgo, realizado por la Asociación de Arqueología Subacuática de Wisconsin (WUAA), reveló los restos del barco construido en 1872, que sucumbió a una feroz tormenta en 1893. Tras meses de investigación y uso de avanzada tecnología de sonar, los arqueólogos finalmente localizaron los restos en el fondo del lago Michigan.

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Este fue el Titanic antes del Titanic: el Margaret A. Muir de Wisconsin

En mayo de 2024, la WUAA descubrió los restos del histórico bergantín-goleta Margaret A. Muir cerca de Algoma, Wisconsin. Este barco de 130 pies, construido en 1872 en Manitowoc, Wisconsin, por el astillero Hanson & Scove, fue diseñado principalmente para el comercio de granos en los Grandes Lagos, aunque transportó diversos cargamentos durante su carrera de 21 años.

El Margaret A. Muir se hundió el 30 de septiembre de 1893, mientras transportaba sal a granel desde Bay City, Michigan, a South Chicago, Illinois. Una tormenta con vientos de 50 mph golpeó el barco, causando su hundimiento cerca de la costa de Ahnapee (actual Algoma).

La trágica historia de supervivencia del Margaret A. Muir, el barco hundido hace 150 años en Wisconsin

Cuando se hundió el Margaret A. Muir, el capitán David Clow y su tripulación de seis hombres enfrentaron una batalla por la supervivencia en medio de una feroz tormenta. Los tripulantes lanzaron el bote salvavidas, que rápidamente se llenó de agua, y lucharon para mantenerse a flote mientras remaban hacia las luces del puerto.

A pesar de las olas de quince pies y las condiciones de congelación, la tripulación logró llegar a la playa. Todos los tripulantes sobrevivieron, pero perdieron todas sus pertenencias personales en el naufragio. El capitán Clow lamentó especialmente la pérdida de su perro, que se había hundido con el barco.

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