Un equipo de investigadores de la Universidad Erasmus de los Países Bajos explicó uno de los fenómenos que se volvió más viral en redes sociales y se trata de la comparación entre las personas de los años 80' o 90' con los jóvenes actuales donde se explica el secreto detrás de las diferencias.
En el estudio publicado en la revista especializada Current Biology se analizan miles de fotografías de adultos mayores europeos sin maquillaje para medir qué tan jóvenes o viejos se percibían. Los especialistas encontraron un punto en común en el ADN de quienes parecían más jóvenes que su edad real: el gen MC1R.
¿De qué se trata el gen de la juventud eterna?
Este rasgo biológico está relacionado con la producción de melanina, el pigmento que da color a la piel y al cabello. Además de su rol en la protección contra los rayos ultravioleta, se descubrió que ciertas variantes de MC1R influyen en cómo percibimos la edad de un rostro.
Las personas portadoras de estas variantes tienden a lucir, en promedio, hasta dos años más jóvenes de lo que indica su documento de identidad. Por el contrario, otros jóvenes con este mismo gen pueden provocar el efecto contrario: quienes los poseen llegan a proyectar una imagen de mayor edad.
¿Cuáles son las variantes estudiadas para entender la juventud?
Más allá de la genética, el estilo de vida actual juega un papel enorme en este contraste generacional. En los años 80's y 90's, el cuidado de la piel no era un tema tan común.
En la actualidad, la cosmética y la dermatología se ampliaron en distintas medidas:
- El uso del protector solar es casi un ritual diario.
- Productos como el ácido hialurónico, las cremas antienvejecimiento y los tratamientos estéticos no invasivos están al alcance de muchas más personas.
- El ejercicio, la alimentación balanceada y la reducción del estrés se han convertido en pilares del bienestar.
Todos estos factores influyen directamente en que los rostros actuales se mantengan más frescos y saludables a pesar el paso del tiempo.
Un punto especial a tener en cuenta
Los especialistas también analizaron un punto más: el aspecto cultural. La forma de vestir, los peinados y la estética de décadas pasadas contribuían a que la gente pareciera mayor. En contraste, la moda contemporánea privilegia lo juvenil: ropa deportiva, zapatillas, estilos relajados y cuidados estéticos dan otra apariencia.
Por último, el trabajo analiza una variante más: vivimos en una era donde la imagen importa más que nunca. Las redes sociales, los filtros y los estándares de belleza globalizados la idea de "juventud eterna".
De esta forma, la diferencia entre cómo se veía un joven de 30 años en 1990 y cómo se ve uno en 2025 no es casualidad. Este contraste es la suma de la genética, los avances en el cuidado personal y los cambios culturales. La ciencia señala al gen MC1R como una de las claves, pero el estilo de vida moderno y la percepción social completan la teoría.