

Una nueva investigación científica ha revelado los beneficios de darse una ducha fría a la mañana, destacando cómo esta práctica simple puede impactar de forma positiva en el cuerpo.
Incorporarlas a la rutina diaria, siguiendo algunos pasos clave, permite adaptarse al cambio de temperatura y aprovechar sus beneficios de manera gradual y efectiva.
Los beneficios comprobados de una ducha fría para comenzar el día
La investigación científica de la Universidad Europea ha puesto la mirada en el impacto de las duchas frías en las primeras horas de la mañana, revelando efectos positivos en el organismo gracias a este hábito diario.
El experto Vicente Clemente, profesor de Nutrición en esta institución, afirmó ante el sitio de Cuídate Plus, que el agua fría actúa como una señal química potente y natural, activando el cuerpo al despertar.

"Es una manera de darle una señal química lo más real y evolutiva posible al cuerpo", reveló Clemente. Esta práctica, según señala, activa el sistema nervioso simpático, ayudando a que el organismo entre en un estado de alerta.
Un estudio científico publicado en la revista Plos One evaluó a más de 3.000 personas, quienes realizaron duchas frías de al menos 30 segundos diarios.
El estudio demostró que quienes incorporaron esta práctica tuvieron un 29%menos de ausencias laborales por enfermedad, fortaleciendo la hipótesis de que las duchas de agua fría potencian el sistema inmune al ayudar al cuerpo a adaptarse al estrés.
Los participantes reportaron una sensación de mayor vitalidad comparable con el estímulo que genera la cafeína, lo que convierte a este hábito en una opción natural para arrancar el día con energía renovada.

¿Cómo incorporar las duchas frías a tu rutina diaria?
Sumar las duchas frías a la rutina de la mañana puede parecer un desafío, pero los beneficios hacen que valga la pena el intento.
Los expertos recomiendan empezar de forma gradual para que el cuerpo se adapte. De esta forma, se evita un cambio brusco que genere incomodidad:
- Si no estás acostumbrado, alterná entre agua tibia y fría al final de la ducha. Esto ayudará al cuerpo a tolerar mejor la baja temperatura.
- Mantené el agua fría por al menos 30 segundos: algunos estudios indican que este tiempo es suficiente para activar los efectos energizantes y fortalecer el sistema inmune.
- Respirá profundo y constante. Esto te ayudará a soportar el impacto inicial del agua fría y a mantener la calma.
- Comenzá con un par de veces a la semana y aumentá la frecuencia según tu comodidad y tolerancia.
















