

Las 18 entidades que copan ahora el mapa bancario español son el resultado de fusiones o absorciones de 60 entre bancos y cajas, como se resume en el gráfico. Y el proceso podría seguir.
El panorama financiero de un país nunca suele ser una foto fija, sino una imagen que va cambiando con el tiempo. En las fases de crisis, la velocidad de este movimiento va aumentando y a veces los cambios son tan frenéticos que en unos pocos años ya nada es lo que era. Y esto es precisamente lo que ha ocurrido en España desde que estalló la crisis financiera del 2007.
Actualmente, 18 entidades conforman el grueso del mapa bancario español y ellas son el resultado de los procesos de consolidación de hasta 60 entre bancos y cajas. Tan sólo siete entidades siguen siendo las mismas que eran entonces, y con matices.
Una es Santander, que en España en este periodo no adquirió ni vendió ninguna otra entidad, aunque si fusionó en su red doméstica a Banesto y Banif. El banco que preside Ana Botín también adquirió la mitad de la financiera de El Corte Inglés, reforzando su filial Santander Consumer Finance.
Mucho se ha escrito sobre que el mayor grupo bancario español no haya participado activamente en la consolidación del sector. De hecho, algunos expertos consideran que la partida no está del todo cerrada, y que Santander será quien dé el paso final del cierre de la reestructuración del sector adquiriendo Bankia cuando se privatice.
El otro gran banco, BBVA, sí aprovechó la crisis para comprar, haciéndose en subasta con dos entidades con problemas que recibieron ayuda pública, ambas catalanas. En 2012 llegó la compra de Unnim, que a su vez había nacido de la fusión de Caixa Manleu, Caixa Terrassa y Caixa Sabadell. BBVA la compró en subasta al Estado por el precio simbólico de un euro.
Dos años más tarde, en el verano de 2014, el banco que preside Francisco González se adjudicó también Catalunya Bank. El banco, que era el resultado de la fusión de Caixa Catalunya, Caixa Manresa y Caixa Tarragona, fue una de las entidades que más dinero público requirió, unos 12.000 millones de euros que, además, se dan ya por perdidos. La compra por parte de BBVA se hizo efectiva en abril de este año.
Sabadell y CaixaBank, los más activos
Si se buscan los bancos que más activos han estado en esta época convulsa, la mirada tiene que ir hacia dos entidades: CaixaBank y Sabadell. El banco que preside Isidro Fainé es literalmente otro con respecto a 2007, porque entonces era una caja de ahorro, La Caixa. La que fue la mayor caja de España es actualmente una Fundación, y principal accionista de CaixaBank, un banco cotizado del Ibex 35.
La Caixa tenía hace ocho años 248.496 millones de euros de activos: hoy CaixaBank tiene 366.794 millones. En el medio, la entidad catalana ha realizado numerosas operaciones, algunas muy pequeñas -como la absorción de Caixa Girona o de Bankpyme, otras grandes como Banca Cívica o el negocio minorista de Barclays.
La fusión con Banca Cívica -que estaba conformada por Caja Navarra, Caja General de Canarias, Caja Burgos, Caja Guadalajara y CajaSol (a su vez originada por la unión de El Monte y San Fernando)- dio un fuerte empujón a CaixaBank en Andalucía. El que fue el primer SIP (sistema de protección institucional) que formaron unas cajas españolas, había recibido ayuda pública bajo forma de préstamo, por casi mil millones: un dinero que ya ha sido completamente devuelto por CaixaBank. En cambio, Banco de Valencia fue adquirido en subasta, por tan sólo un euro, después de que el FROB le inyectara 450 millones de euros.
Cuando empezó la crisis, Sabadell tenía un balance de 76.776 millones. Al cierre del pasado marzo, con 167.480 millones de euros de activos, habiendo más que duplicado su tamaño, gracias al gran protagonismo que la entidad tuvo en todo el proceso de reestructuración del sector. La más relevante fue sin duda la adquisición de CAM, la Caja del Mediterráneo que, según el exgobernador del Banco de España, simboliza "lo peor de lo peor" que se hizo en el sistema financiero español. CAM tenía un balance superior a los 70.000 millones de euros, así que su incorporación supuso duplicar tamaño de una tajada. Sabadell pagó un euro por CAM, después de que el FROB inyectara en la entidad casi 5.300 millones.
Además, Sabadell recibió un EPA (Esquema de Protección de Activos) con el que el Estado aceptó protegerle de las sorpresas negativas que pudiera encontrarse en el futuro en la antigua caja levantina,
El hambre de crecimiento inorgánico de Sabadell no se colmó ni con un plato tan grande. A pesar de la compleja digestión que suponía integrar CAM, el banco catalán siguió adelante con su estrategia de expansión, con Banco Gallego - también adquirido en subasta- , y la red de oficinas y negocio de Caixa Penedés, que fue adquirida a Grupo BMN.
La cúpula de Sabadell ha manifestado en varias ocasiones que da por cerrada la expansión inorgánica en España, ya que ahora lo que toca es crecer en el extranjero. El proceso de internacionalización está en marcha a todo gas: el banco está a punto de hacerse con el británico TSB, participada de Lloyds.
Compras en los medianos
Otras entidades medianas, aunque se han quedado lejos del activismo de Sabadell, tampoco dejaron pasar la crisis sin aprovecharla para crecer con compras. Popular, por ejemplo, se hizo con Banco Pastor, en 2011, con una OPA amistosa. La compra, que le ayudó a crecer y a consolidar su presencia en Galicia, también le supuso un importante incremento de su ya abultada exposición al ladrillo, lo que acabó pagando en los test de estrés que se hicieron el año siguiente a la banca española. El banco que preside Ángel Ron tuvo que tomar serias medidas para evitar recurrir a las ayudas públicas, empezando por una ampliación de capital de 2.500 millones y siguiendo por la suspensión del dividendo y la venta de activos no rentables.
Una vez consolidada la situación financiera, Popular volvió a la carga: en otoño del pasado año, se hizo con el negocio minorista de Citibank en España. Sin embargo, mientras tanto, también hubo ventas, como la inmobiliaria o el 51% de su negocio de tarjetas.
A su vez Unicaja, que se ha citado como presunto candidato comprador en la mayoría de las ventas de cajas problemáticas -como por ejemplo CAM, o Cajasur, realizó finalmente sólo dos compras. La primera fue la pequeña Caja Jaén, y la segunda fue Banco Ceiss, la entidad procedente de la fusión de Caja España y Caja Duero que tuvo que ser rescatada con dinero público. La negociación para que finalmente la excaja malagueña, actualmente Unicaja Banco, se hiciera con Ceiss duró tres años y estuvo a punto de descabellar en varias ocasiones. El banco de Castilla y León tuvo que desprenderse, durante el proceso, de muchos activos malos o no rentables, incluyendo el traspaso a la Sareb de sus créditos al ladrillo e inmuebles. De hecho, el balance actual de Unicaja Banco es inferior a la suma de lo que tenían en 2007 las entidades que lo componen l













