Todo nació de la creatividad de Marité Mabragaña, directora creativa de la agencia Ricardo De Luca, una de las más importantes del momento. Amante de lo dulce y de las innovaciones, Marite gustaba de mojar las Chocolinas en vino Oporto. Además, sabía que la mezcla del queso crema y dulce de leche era un creación popular que despertaba fanatismos.

Una mañana de 1982 Marité llevó a su oficina una torta "made in casa" que combinaba las Chocolinas, el queso crema y el dulce de leche. El micro éxito oficinesco fue tan contundente que al otro día preparó dos tortas y las llevó a las oficinas de sus clientes Bagley y Mendizábal.

Bagley fabricaba las Chocolinas y Mendizábal el queso Mendicrim y el dulce La Ronda. Unos meses después el aviso colmaba los espacios publicitarios de radio y televisión. Había nacido un clásico de la repostería y cobraba fuerza la idea del co branding.

Las empresas sustituyeron el Oporto por almíbar y durante dos años las ventas de Mendicrim, Chocolinas y el dulce La Ronda se dispararon hasta niveles impensados. Después aparecieron variantes hogareñas de la Chocotorta. Se bañaban en café, leche chocolatada y algunos volvieron a las fuentes y las bañaban en las Chocolinas en Oporto.