

Son casi las doce de la noche y Cristina Fernández arranca una cadena de tweets. Como si conociera a los twitteros del turno noche, habla de un tema muy específico: los medios y la prensa. No son tweets espontáneos, porque hay hasta un collage de fotos. Más de un editor de diario tiene que parar las rotativas para esta cadena virtual de último momento y a los medios internacionales, del otro lado del mundo, les viene como anillo al dedo.
Esto es lo que ha permitido hoy Internet: que ser noticia sea algo tan sencillo como enviar un tweet. Sin embargo, no siempre la noticia será positiva. Ese vivo permanente que antes sólo existía con la televisión, se ha transformado en una canibalización constante de la audiencia digital hacia toda la clase política.
Pero también hay hechos off line que hacen furor en las redes y que, probablemente, si estos medios no existieran hubieran pasado desapercibidos. Pero la audiencia no se olvida, y una vez que encontró la forma de divertirse con ello, no hay vuelta atrás. El año pasado, Rajoy pronunció un discurso donde leyó una aclaración entre paréntesis que habían hecho sus asesores en el texto. El famoso fin de la cita podría haber quedado en la nebulosa si no fuera porque las redes sociales comenzaron a hacerse eco y se transformó en tendencia.
Otro fue el caso de Maduro, cuando en un acto hizo alusión a un pasaje de la Biblia dijo: Buscaremos escuela por escuela, niño por niño, liceo por liceo, comunidad por comunidad meternos allí, multiplicarnos, así como Cristo multiplicó los penes, dijo. Perdón, los peces y los panes, me perdonen la expresión, enmendó enseguida e hizo lo posible para tratar de que esa frase quede en el olvido, pero ese traspié ya era furor en las redes sociales.
Toda esta introducción, sirve para que en este párrafo final hablemos en concreto: las palabras ya no se las lleva el viento. Un mínimo error puede ser una bola de nieve si no se prevé a tiempo. Las redes son sólo una anécdota de la dimensión que puede tomar un tema que muchas veces hasta impacta en aquellos que no son usuarios de redes sociales. Ya no se trata de una buena estrategia digital, sino de un equipo de trabajo que entienda a la nueva audiencia y los nuevos electores. Un equipo que piense 360 grados. El famoso todo lo que diga puede ser usado en su contra nunca tuvo más vigencia que hoy.











