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Después de más de cinco años de procesos judiciales, Vicentin se acerca a una posible resolución de su concurso. Sucede que Commodities, representada por Grassi, uno de los acreedores más combativos de la cerealera, ya presentó una propuesta para quedarse con la compañía y hasta contaría con el respaldo de la gigante empresa estadounidense del agro, Cargill.

A pesar de que la de Grassi y Cargill fue la primera propuesta en salir a la luz, no será la única. Es que la lista final de candidatos que podrán presentar sus propuestas también incluye a su viejo aliado, Bunge, a la Unión Agrícola Avellaneda y a la alianza de Molinos Agro y LDC (Louis Dreyfus Company), que se presentaron de manera conjunta.

El cramdown es la última vida que le queda a Vicentin antes de la quiebra. Esto quiere decir que, de no homologarse una propuesta -independientemente de quién la presente-, el futuro de la compañía será, como mínimo, oscuro.

Es por eso que la propuesta de Grassi, que deberá lograr la aprobación de la mayoría de los acreedores, sería "superadora". Una de las primeras medidas fue ofrecer alrededor de u$s 13 millones para asegurar la operación de las plantas de la cerealera durante la parada técnica que se realizará este año.

Sin embargo, los fondos -y el conocimiento- necesarios para volver a poner en pie a la compañía, que, a la vez, arrastra una deuda de más de u$s 1000 millones, hicieron que Grassi tuviera que buscar un aliado internacional. Fue así como surgió el acuerdo con Cargill, que es a su vez, la principal agroexportadora de la Argentina, según datos de la Bolsa de Comercio de Rosario.

Esta última ya tenía relación con Vicentin. De hecho, durante este año cerró varios contratos de fasón para contribuir a la reactivación de la compañía, pero no se inscribió en el cramdown.

Según consignó Rosario3, el acuerdo entre Grassi y la multinacional estadounidense empezaría a regir una vez cerrado el cramdown, de manera que Cargill no participará de manera activa en esta última parte del proceso de salvataje.

En caso de resultar ganadora, Grassi propone encargarse de la originación de granos, es decir, conseguir la materia prima para su posterior tratamiento. Este proceso es el que quedaría en manos de Cargill, la cual, además, utilizaría su know how para encargarse de manejar las operaciones de comercio exterior.

La resolución del concurso será durante el mes de octubre, cuando el juez de la causa, Fabián Lorenzini de luz verde para que aquellas empresas que presentaron propuestas de salvataje empiecen a conseguir adherentes. Esto es, el visto bueno de la mayoría de los acreedores, una tarea que ya se le dificultó a los anteriores inversores estratégicos.

Otras propuestas y el interés particular de Bunge

A pesar de que el conflicto se pudo haber resuelto varios años antes, con la homologación de una primera propuesta de salvataje conformada por Bunge, Viterra y ACA, Lorenzini decidió no homologarla por considerarla inconstitucional.

Fue hace poco más de un año y medio que Vicentin logró acordar una propuesta concursal con 1200 de sus 1500 acreedores. Este contemplaba el paso del 95% de la compañía a los llamados inversores estratégicos (Bunge-Viterra y ACA e implicaba una inyección de u$s 300 millones en capital de trabajo y el blindaje de la compañía por 12 años.

Esta propuesta se venció en tres oportunidades, pero fue prorrogada la misma cantidad de veces. La última vez que se renovó el interés de los inversores estratégicos fue durante la segunda semana de febrero de 2025, por seis meses. Sin embargo, para abril de este año, la Justicia de Santa Fe ordenó la intervención de Vicentin, abrió el proceso de salvataje y la propuesta quedó en el olvido.

Ahora, Bunge, que está en pleno proceso de absorción -a nivel mundial- de Viterra, se interesa por un activo clave. Se trata de Renova, una compañía dedicada a la producción y comercialización de biodiesel, glicerina y aceites refinados que, inicialmente, estuvo conformada por Vicentin y Oleaginosa Moreno (perteneciente a Glencore, posterior Viterra) y Molinos Río de la Plata.

Cuando Vicentin entró en default, en 2019, le entregó a Viterra un 16% de la compañía para intentar saldar sus deudas y evitar la apertura de su concurso. El conflicto no se solucionó en ese entonces y, hoy, la cerealera conserva el 33% de la compañía.

Dado que Bunge compró Viterra en septiembre de 2024 y la fusión ya está confirmada, el 66% de Renova forma parte de la cartera del gigante global de los agronegocios. Renova posee plantas de biodiesel y glicerina en San Lorenzo, molienda de girasol y de soja en Quequén y molienda de soja en Timbúes.

"El interés de Bunge y Viterra, además de quedarse con las plantas de Vicentin, radica también en Renova, ya que, en términos de capacidad de procesamiento, es la más grande del mundo", explicaron fuentes de la compañía concursada.