Mucha gente sigue esperando "el momento ideal". Pero emprender no es para quien espera sino para quien decide ver oportunidades donde otros solo ven problemas. Y sostener esa visión, incluso cuando nadie más la ve.
Tengo una amiga que desde chicas sueña con abrir su propio bar de té. Siempre lo hablamos porque amo el té y su idea de negocio realmente es genial. Sin embargo, hace más de 20 años se las ingenia para darme excusas diferentes, como si necesitara justificarse conmigo cada vez que vuelve a postergarlo: "Cuando deje este trabajo en relación de dependencia. Después de casarme. Cuando los chicos estén un poco más grandes. Cuando pase la crisis..." Pasaron años. Y yo sigo esperando porque sé que sería su primera clienta, sin dudarlo.
Y la entiendo, porque a miles de mis mentees les pasa. Más de una vez escucho: "Ahora no es momento". Se esconden detrás de la excusa perfecta: la situación del país está difícil, la economía es incierta, el contexto no ayuda, la familia demanda demasiado tiempo... Pero acá viene la clave: mis mentees son de países distintos, de edades distintas, con realidades muy diferentes y sin embargo, las excusas son siempre las mismas.
Eso me hizo entender algo que me cambió para siempre: las condiciones perfectas no existen. No importa dónde vivas, ni la edad que tengas, ni cuánta experiencia hayas acumulado.
Emprender es justamente eso: decidir ver oportunidades donde otros solo ven problemas. Es entrenar la mirada para leer posibilidades en medio del caos y animarse a dar pasos aunque no haya certezas.
Un cambio de perspectiva
La pregunta que te hagas debería ser: ¿Qué pasa si sale bien?
Te aseguro que en tu camino siempre va a haber amenazas: la inflación, la competencia, las nuevas tecnologías que asustan, los algoritmos que cambian de un día para otro. Siempre va a haber voces que te digan: "Es riesgoso, ya estás grande para eso, no la veo...". Pero también, siempre va a haber oportunidades.
Porque la verdad es que no es el mercado lo que más te frena: es la historia que te contás. Cuando te comprometés de verdad con tu proyecto, dejás de preguntarte "¿Qué pasa si sale mal?" porque, como siempre digo: el NO ya lo tenés. Esa es la actitud que te mantiene en movimiento.
La diferencia está en dónde ponés el foco. Si elegís ver todo lo que puede fallar, te vas a quedar en "parálisis por análisis". Si elegís mirar lo que puede crecer, empezás a moverte distinto.
Una persona con mentalidad emprendedora entrena esa mirada todos los días, incluso cuando no hay garantías. Emprender es un riesgo pero podemos gestionarlo y obtener grandes recompensas.
No existe idea perfecta, pero sí existe la acción imperfecta que abre camino. Porque mientras otros siguen esperando "el momento ideal", vos podés ser quien lo crea. Y eso, al final, es lo que convierte tu sueño en un negocio real.
Ahora es el mejor momento
¿Por qué? Porque estás acá, vivís. Simplemente por eso.Nunca hay que dejarse para después, porque no tenemos nada garantizado y venimos a esta vida a atravesar experiencias que nos hagan evolucionar. Emprender no es para cualquiera, pero si estás leyendo esto, muy probablemente sí sea para vos.
Y dejame decir algo más: nunca hubo tanto a favor.La tecnología democratizó oportunidades que antes eran impensadas. Desde la palma de la mano, y sin moverse de casa, hoy se puede facturar en grande, impactar a miles de personas y crear algo que viaje por todo el mundo.
Las crisis hacen que muchas personas busquen soluciones nuevas. Ahí es donde aparecen los negocios que transforman vidas. Donde muchos se frenan, otros se animan a resolver problemas reales. Y resolver problemas siempre será la base de un negocio que funciona.
Hoy no hace falta una oficina en la avenida principal ni un local con miles de dólares de inversión inicial. Hoy las redes, las plataformas y la comunidad global permiten validar, ajustar y escalar de formas que hace 20 años eran imposibles. Antes había que poner un cartel en la puerta: hoy se puede poner ese cartel en Instagram, TikTok, LinkedIn o un marketplace global.
Hoy se puede vender mientras se duerme. Nunca hubo tanto alcance, tanta información y tantas herramientas a disposición.
No es casualidad que muchos negocios icónicos nacieron en medio de crisis. ¿Sabés qué tenían en común? Alguien que vio oportunidad donde otros solo veían desastre. Airbnb, por ejemplo, surgió en plena recesión de 2008, cuando la gente no podía pagar hoteles y buscaba opciones más accesibles. Eso es emprender: tener el coraje de ver oportunidades donde otros prefieren no mirar.
Pero cuidado: tener ‘el negocio de tus sueños' no es una frase bonita para colgar en la pared. Es una construcción diaria. Hace falta una idea (sí). Hace falta validarla (sí). Hace falta tener mentalidad CEO (sí). Pero sobre todo, hace falta la valentía de sostener la visión cuando nadie más la ve. La capacidad de ajustar cuando algo no funciona y moverse rápido cuando el mercado cambia.
El negocio de tus sueños no aparece cuando la vida se pone fácil: se construye cuando te animás a dar lo mejor incluso cuando hay miedo, cansancio o incertidumbre. Porque el momento perfecto no existe. Lo que sí existe es tu decisión de crearlo. Y ese momento puede ser hoy.
El verdadero riesgo es quedarse quieto
Esperar "a que pase la tormenta" es la mayor ilusión. ¿Y si nunca pasa? ¿Y si la tormenta es justamente la pista de despegue para algo que nunca hubieras hecho desde tu zona de confort?
El mundo cambió. La idea de una estabilidad eterna caducó hace rato. Cada vez son menos quienes quieren quedarse toda la vida en el mismo lugar.
Hoy, más riesgoso que emprender es depender de un solo ingreso.
Preguntas para salir de tu zona de confort y comenzar a construir el negocio de tus sueños: ¿Qué parte de tu sueño estás postergando por miedo? ¿Qué sabés hacer hoy que podría ayudar a alguien mañana? ¿Qué pasaría si en vez de esperar a tener todo listo, probás con hacer algo mínimo ya? ¿Qué historia querés contar de acá a un año? ¿Qué el miedo te paralizó o que aprovechaste tu momento? ¿Qué decisión concreta podés tomar hoy para dar el primer paso?
El negocio de tus sueños no se construye con una varita mágica de motivación. Se construye con decisión, con acción (aunque sea imperfecta), con una mentalidad que elige sostener la visión aun cuando todo afuera parezca decir lo contrario. Porque sí: el mejor momento para emprender es este. El mejor momento para confiar en vos es hoy.
Y nunca lo olvides: no importa el contexto, importa en quién te convertís para sostener eso que querés construir.
Si ese sueño vive en tu corazón, es porque ya tenés dentro la fuerza para lograrlo. Creelo primero. Crealo después.